Quienes a la Voluntad de DIOS VIVO se acogen, rindiéndole humildes la propia, no pueden fracasar; ya que, en esencia y consciencia, han pedido la Verdad por encima de todo. Aquí y ahora la Paz del Cielo les hinche, alienta y regocija... Ahora y aquí el Amor Celestial les colma, anima y alboroza... Los milagros les acompañan y guían de manera natural, pues en cuanto es necesario, la Luz de la Verdad hondamente anhelada, al instante, desvanece toda encastillada oscuridad egoica.
El tiempo, las formas y sus ilusas conjuras de conflictivas separatividades y pomposas exclusividades, por más que aparentemente lo retrasen, de cierto no pueden evitar el triunfo de lo eterno y sagrado sobre lo temporal y corruptible. Enfrente del poderoso Verbo del Espíritu (cual trompetas de Josué) los más altos y recios muros, que ciegos de orgullo los hombres erijan, no pueden impedir ser atravesados y derrumbados. Por tanto, no temamos a los engreídos e infernales poderíos del mundo, ni tampoco nos dejemos engatusar con sus vanos reclamos de efímeros deleites y traicioneras lisonjas; puesto que cualquier bastión mundano que pretenda oponerse a la Divina Voluntad, cae ante el empuje irrefrenable de la Plenitud de DIOS VIVO.
KHAAM-EL
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