No hay bondad alguna en lo que separa e intenta encumbrar o favorecer a unos sobre otros mediante controladores disimulos, orgullos y ardides disfrazados de "amigabilidad" (ego). Por tanto, con calma y luminosa mirada estemos atentos a nuestra natural atención, bien presentes a la esencial presencia del presente, sumamente vigilantes a cualquier asomo de particularistas y circunstanciales anhelos egoicos, y evitaremos así los nefastos embrujos de sus "bienintencionadas" avideces. Porque el ego, por su medular falsedad, nos hurta consciencia e intuición sugiriendo ampliarlas, y, una vez mermado el entendimiento y nublada la visión, conducirnos temerariamente por seductores caminos equivocados que nos desamparan, estrellan y quebrantan.
KHAAM-EL
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