sábado, 6 de septiembre de 2025

MORIR AL EGO ES VIVIR SIN MIEDO

    Perseveremos en lo puro y esencial. Confiemos en la Divina Providencia. No titubeemos ante los obstáculos y tribulaciones, tampoco nos arredremos ante el mal ni valoremos las seductoras tentaciones con las que el pensar mundano engaña. Atravesemos la intensidad de negar firmemente todo aquello que,
 con codiciados futuribles especiales, nos niega la presente plenitud.
    Aceptémonos aquí y ahora, por entero; humildes y sinceros. Lloremos todos nuestros lloros en el Misericordioso Corazón Divino, y, milagrosamente, las lágrimas se convierten en inesperadas bendiciones, que a la vez que nos sosiegan el alma se extienden hacia nuestros prójimos para sosegar las suyas.
    Escuchemos, pues, en silencio los ruidosos pensamientos que nos atormentan, y acallémoslos para siempre no significándolos ni alentándolos. Morir al ego, ahora, es revivir, ahora, nuestra inefable comunión con el Infinito Amor de DIOS VIVO; un bendito anticipo del Reino de los Cielos, ese ámbito sagrado al que estamos llamados a habitar, completamente desprovisto de temores, anhelos y cálculos mundanos, donde reinan la paz de Espíritu, la bella armonía de todo lo creado y el santo júbilo del Corazón.

KHAAM-EL


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