Probar de aquello que Lo Santo y Sabio advierte de sus fatales consecuencias es desatinada decisión. Mas una vez tomada y realizada ésta, lo equivocado de la misma enseñará de manera natural e ineludible a arrepentirse y rectificar.
Muchos se preguntan, desconcertados y temerosos, el para qué de la muerte física. Sencilla y misericordiosamente, para posibilitar la rectificación de cualesquiera egoísta yerro, contumaz mentira y belicoso orgullo derivados de la insensata caída de la vida humana en el pecado y su subsecuente sufrimiento; muriendo primeramente -aún en el cuerpo- al divisor ego, y así, al final del carnal recorrido, ciertamente, de nuevo sensatos y humildes, ser resucitados y restaurados en Espíritu y Verdad, por la gracia de DIOS VIVO, a la plenitud del eterno Reino de los Cielos.
KHAAM-EL
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