miércoles, 7 de octubre de 2015

SANTIFICA LOS DÍAS

   En este día te invito a orar conmigo, para que todos los días sean santos; porque, como nos aclaró El Cristo en Jesús, no se hizo al hombre para el sábado sino el sábado para el hombre... 

   ...Sí, decido vivir despreocupado y feliz, descansando sólo en Dios y laborando sólo por Él, santificándole todos mis días. Le doy gracias a Dios por liberarme de la idolatría a mí mismo y también por salvarme de la tentación de idolatrar a alguna forma o a alguien considerado como especial, incluso a algún trabajo o a alguna situación. Le doy gracias de todo corazón, sabiendo que eso es celebrar los días, haciéndolos santos. Gracias Dios, la gratitud sincera nos muestra la sencillez de la salvación... Gracias, porque solo exista realmente la pureza y que cuanto más sencilla es la mente menos se afana, ésta, por intentar entender o planificar, y mayor es el brillo que refulge en el alma. Gracias, porque nunca sea complicado salvarse... Gracias, gracias, gracias, porque no necesite hacer nada por cuenta propia para que la Luz ilumine la senda que conduce hasta Ti; sólo he de confiar y, Tú, allanas el camino. Gracias, gracias, gracias, porque en este mundo de sudor, sangre, llanto y, muerte, estoy para la risa santa, para la alegría honda, para la vida, para servirTe -que no servirme- y para recordarle a mi prójimo -mi Hermano- que sólo ha de entablar la relación santa Contigo para que todas sus relaciones se santifiquen y que el resto vendrá por añadidura. Y gracias, gracias, gracias infinitas Te doy, porque como el miedo no sabe lo que hace aunque me ataque, me despelleje, me menosprecia o me hiera, ya no creo en su ley del Talión y ya no ataco, despellejo, menosprecio o hiero a mis semejantes y, entonces, hallo salvación por Tu Gracia; porque la Gracia que concedes asciende, eleva, alza a través de tu Santo Espíritu. Todo lo contrario al miedo, que gravita hacia el abismo, arrastra por el fango y aprisiona en el infierno... más, Tú, me asciendes, me levantas del valle de la muerte, hasta el Cielo eterno por la Misericordia de Tu Amor. Es por todo esto, que estoy celebrando, celebrándoTe, celebrando la Vida, en, con y para la paz de espíritu, merced a esta ligereza ingrave que todo lo envuelve, a esta claridad, libre de todo sufrimiento y pesar, que no procede de mí sino que viene a raudales de Ti... todos somos uno Contigo, por lo que yo, como algo separado, carezco de significado y, en la unicidad de ser, toda sensación de carencia o angustia desaparece por completo. Gracias, gracias, gracias, en la consciencia de Ti, no tengo que preocuparme por el día de mañana. Por qué habría de preocuparme, si el Amor es el sustento de la Vida y la Alegría la esencia de Ser. Brindo por Tí, ¡oh, Dios! en este día y en todos los días que haya de estar en este mundo. A partir de ahora, que todos los días sean santos y dedicados a Ti, que todos los días se consagren al Amor y a la Verdad... Plenitud... Eso es lo que Tú Voluntad dispone que enseñe y comparta, para que aprenda a recordar el Cielo que olvidé por la desconfianza venida del miedo... por tanto, no se haga mi voluntad sino la Tuya... Tú me das para dar, que no deje, pues, de dar lo que he de dar en Tu Santo Nombre... para así, recibirlo en fraternal unicidad con mi prójimo. Así de rotundo me entrego ¡oh, Dios! a Ti: titubeo cero, porque el titubeo procede del miedo y, Tú, eres Amor y Vida; lo personal cero, porque lo personal procede del miedo y, Tú, eres Amor y Plenitud...

   ...Gracias, gracias, gracias, abro mi alma, de par en par, al milagro del Amor... que todos los días comparta y extienda, ¡oh, Dios! Tu Gracia y le traiga a este mundo ilusorio, que sufre en la ignorancia del miedo, algo verdaderamente bueno todos los días de mi estadía en él. Como dice la lección 168 de 'Un Curso de Milagros', proclamo, ahora y siempre, Padre: Tu Gracia me es dada. La reclamo ahora.  Amén.

KHAAM-EL




Elige el Amor, te trae un milagro que santifica tu vida... todo dolor desaparece. No tengas miedo a que el mundo te rompa el corazón, tú sigue enamorado/a.


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