martes, 20 de octubre de 2015

EL DESPERTAR

   Si no se busca resaltar ni triunfar ni conseguir un lucro personal, toda actividad realizada queda santificada a la luz del presente, en una acción pura, libre y soberana de su destino, al no anteponer otros dioses al Amor que en el ahora reposa y rebosa. Todo está bien y conduce al bien mayor, si no se interponen retrasos originados por personales desvíos hacia la acumulativa mendicidad de la queja insaciable. La carestía que deja famélico al ánimo es resultado del apetito voraz y desmedido del deseo convulso que jamás se contenta con lo que hay y que no cesa de proyectar planes para obtener sus vanidosas perspectivas futuras. El miedo y su vástago: el deseo, fabrican sueños que sueñan ficticios despertares que prolongan el soñar. La confianza y su retoño: el perdón de las ilusiones, facilitan un rumbo a seguir para despertar de lo transitorio. Confiad en la bondad del presente y no os defendáis con futuribles. No os desviéis del Camino fabricando atajos que, en lugar de acercaros al Hogar que extrañáis, os extravían por el formidable entramado de los anhelos y los horrores, dejándoos a la intemperie de azarosas y lúgubres ventiscas, de densas brumas, de ardientes soles y gélidas noches, por cuatro ratos de evasivo éxito o placer. Quedaos calmos y vigilantes de vuestros propios pensamientos. No sigáis a razonamientos ciegos ni arrogantes que quieren convenceros, con mil artimañas, de que pueden ver y, por supuesto, también, de que son modestos y benignos, No sigáis al pasado vestido de futuro o siempre encontraréis los fantasmas de los que queréis escapar. Sed firmes y perseverantes en vuestro empeño por lo veraz aceptando lo que el presente os depara, con desapego y gratitud.

   Lo percibido es el resultado de lo pensado, mirad al pensamiento y desentendeos de querer dominar lo percibido. Dejad de distraeros con los efectos e id hacia la causa con determinación, con entusiasmo, con valor... buscad en lo profundo, en lo más hondo de vuestros corazones, el Camino recto a lo esencial y perdurable. No os distraigáis con senderos alternativos o seductoras autopistas a lugares, circunstancias o éxitos mundanos. Permaneced en la confianza presente de manteneros tenaces en el ahora. No variéis el rumbo interno por las pasajeras migajas de lo externo. Caminad hasta el final del pensamiento y avanzad un poco más, no temáis, no sucumbáis a la tentación de retroceder, atravesad la intensidad resultante de las propias defensas, excusas y fronteras; id más allá de ellas, un poquito más adelante, a la vuelta de un par de conceptos referentes a lo identitario, un aparente terror descomunal al vacío y la nada. Confiad... saltad sobre él y, oh, ¡milagro!... Toda la libertad y la plenitud, toda la luz... un inesperado, y bienaventurado, Despertar eclosionará en, y desde, las honduras del Ser... os encontraréis, de súbito, inmersos en un ámbito infinito que diluirá todos los particularismos y personalismos que os aprisionaban en un 'yo' inexistente, pero muy convincente. Todas las barreras caerán (como si de fichas de dominó puestas en hilera, una tras otra, se tratara) y lo eterno será, de nuevo, completamente evidente y claro. 

 Así de sencillo es, simple y nada complicado. Pero, eso sí, hay que caminar hasta el final... ¿De verdad, queréis? Si vuestra respuesta ha sido afirmativa, basta con saber que permaneciendo sosegados y serenos en lo interno, nada externo puede desbaratar ese gozo de profundo flujo, ese derramarse confiado y feliz, que nada anhela y todo ofrece, ese silencio íntimo que nada pregunta por preguntar y que todo responde sin necesidad de fabricar interrogante tras interrogante. Calma, calma, calma. Ilimitada calma. Acallad todas las preguntas, en la quietud esencial del alma, y escuchad al ahora, ahora y... Despertad en la plenitud de lo eterno. 

KHAAM-EL



Despertad, oh, hijos de la eternidad, al infinito Paraíso interior
que es inseparable de todo lo se percibe como externo.






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