lunes, 19 de octubre de 2015

JUZGAR DIFERENCIAS NIEGA LA VERDAD *

   Es indiferente qué diferencias se resalten y cuales se obvien, escoger una diferencia determinada y significarla conlleva que su opuesta revolotee, en la mente que la ignoró, como una espectral sombra. Tanto unas desemejanzas como otras, aquellas que no se valoran como aquellas que sí se tienen en cuenta -cualquiera de ellas-, no puede ser cierta en su inevitable contraposición. Una mente dividida que lucha consigo misma nunca puede encontrar sosiego y descanso. Dilucidar entre opuestos descoyunta la alegría natural de ser y zarandea, con vehemencia, la paz mental, sumiendo al intelecto en paradojas de asombrosa, pero guerrera, lógica; que, por su evidente e irresoluble imposibilidad práctica, nublan la luz del alma condenándola a discurrir, y discurrir, a elucubrar, y elucubrar, como unir dos razonamientos irreconciliables, dos mundos antagónicos, dos maneras opuestas de entender la vida, dos perspectivas excluyentes entre sí que no cesan de pelear. Sencillamente, no se puede. Es imposible. La limitación de una limita a la otra, demostrando que ambas son inexactas y consecuentemente erróneas. Lo desemejante nunca podrá semejarse a lo verdadero; pues, la verdad para ser verdad ha de ser evidentemente inequívoca, completa, indivisa e indivisible. Medita. Querer entender y arreglar disparidades es un sinsentido que no tiene nada que ver con el verdadero conocimiento. Vivir escogiendo y separando entre ignorancias tan sólo refuerza la sensación de ignorancia; porque, cuanto más se cree, por comparativas disquisiciones, arcanos misterios, matemáticas formulaciones, fanatismos irreflexivos, ponderados descreímientos, o por supersticiosas y mágicas creencias, en poder aumentar lo por uno sabido mediante la significación de lo diferente y especial, a su vez también aumenta lo ignorado al fabricar nuevas preguntas que responder en una delirante espiral de incongruencia que se erige, a sí misma, como robusta premisa cuando no es más que base frágil y cimiento inestable, porque un saber que aumenta, sin cesar, los interrogantes no debe ni puede ser, propiamente dicho, el auténtico saber.

   Juzgar diferencias niega la Verdad en nombre de una personal opinión. Todos los caminos perceptivos fabrican paradojas que inmovilizan en una imaginaria problemática, que le mantiene, a uno, dando vueltas, y mas vueltas, entorno a unos contrarios que siempre conducen a un mismo punto muerto. Viajar en círculos es quedarse ensimismado en un cíclico girar inmovilista en nombre del progresismo o en un progresar hasta el mismo sitio inicial (¡¿!?). No vivas más de conceptualizaciones y acertijos o te sentirás como un extraño para ti mismo, como un brillante estúpido, dotado con un alto cociente intelectivo, que blablablea con mucha lógica comparativa, pero que, al fin y al cabo, no es feliz. Detén semejante trayectoria vital o experimentarás un recurrente vacío de existir para morir, de un triste tomar mentiras por verdades, de un amargo enmarañar lo totalmente falso con lo fidedigno, de una angustiosa pedantería que confunde parecer con ser. El auténtico saber no puede ser jamás conceptual sino vivencial, indiscutible, inmediato y pleno, en su inequívoca certeza presente -siempre en lo presente-, porque todo aquello que ha de interpretarse y entenderse comparativa, disquisitiva y divisoramente (lo conceptual), siempre comporta la incómoda posibilidad de ser malinterpretarlo, además de que todo aquello que, en un momento dado, ha aparecido, irremediablemente, ha de desaparecer; no pudiendo ser, por tanto, inequívocamente pleno. Por tanto, la salida del paradójico bucle del razonamiento circular que lo transitorio acarrea pasa, inexcusablemente, por dejar de darle significado a la variable transitoriedad misma. Así es, lo perceptivo ha de ser desechado como algo preciado y estimable, para poder ser trascendido, de una sola vez, y que la consciencia sea libre de su ensoñada limitación.

   Afírmate en la Verdad que nos hace libres y no la niegues sojuzgando al mundo con suposiciones y creencias. Que tus ojos no se cierren a la luz, ni tus oídos sean sordos a lo esencial. No seas indiferente al apego a diferenciar y deshabitúate de tus preferencias y aversiones que te limitan y constriñen, abandona el ansia de valorar y juzgar diferencias desde una idea diferente de ti, entrenando tu mente en el recto pensar, ese que te mantiene presente en el presente, siendo presencia consciente de ser consciente, trascendiendo las contradicciones que asoman en la reducida perspectiva personal (una moneda tiene su anverso y reverso, pero sigue siendo la misma y única moneda)... ello te abre a la mirada indivisa del Espíritu, por la que contemplas, en íntima infinitud, la verdad indisoluble e indivisible del Amor, que en Su eterna Unicidad, es esencia siempre viviente en perfecta plenitud.

KHAAM-EL



No compares esta música con otras músicas...
estate presente y no te distraigas con memorias que juzgan... 
sumérgete en 'la Música', ahora, aquí, y descansa en la dicha de lo pleno.





No hay comentarios:

Publicar un comentario