viernes, 16 de octubre de 2015

CAMINA CON ALEGRÍA, DILE ADIÓS AL MIEDO *

   Se despeja el camino del despertar de la conciencia para aquel que con genuino empeño decide avanzar hasta el final del mismo, porque los obstáculos que impiden su llegada se encuentran en la indecisión (pasmo, que retrocede), el deseo (seductora distracción, que desvía) o la arrogancia (narcisismo, que se regodea en sí mismo y frena) que hay en la propia mente del caminante. Tanto el pasmo, como el deseo y el narcisismo, son facetas de una misma inercia mental que parece autónoma, e incluso revestida de razones, pero que, ciertamente, no tiene ninguna de valor, además de ser dependiente de sus propios fantasmas, y que conocemos como: el miedo.

   No puede uno librarse del miedo sin mirarlo de frente, mirada con mirada, aliento con aliento, aquí y ahora; nunca después, en el sueño del tiempo, pues ese es su espectral reino -un mañana inalcanzable lastrado por un pasado nebuloso que angustia el presente-. Para desenmascararlo hay que sacarlo de su escondida madriguera y atravesarlo con la espada del discernimiento... él (el miedo) te hace creer que es algo orgánico en ti, inseparable a tu condición, inclusive un buen guía ante tantos y tantos peligros que te enumera susurrante y artero, Contempla su hueca mirada escrutadora e invidente -aunque se ufane de visión- y nota su frío aliento, nada bueno presagian aunque te cuente un cuento de protección... no lo escuches, no lo creas, no lo sigas -los cuentos, cuentos son-, o te perderás en la niebla de sus aciagas triquiñuelas. El miedo no tiene nada que ver contigo, despídete de él para siempre, dile adiós y camina con alegría. En tu confianza presente se halla tu seguro despertar a lo eterno. Todas las cosas del mundo son pasajeras, pero la conciencia plena presente te revela lo eterno, santo y bienaventurado. No abandones ni por un instante la alegría esencial, porque el miedo intentará tentarte de mil maneras, mantente vigilante, luchará -con denuedo- por reclamar tú atención, no te lamentes de sus lamentos. Sé firme y constante. Mantente en paz y no te protejas, no quieras tener razón en su infelicidad, no quieras perder la dicha por elegir la desconfianza. Todo irá bien, aquí y ahora, vividos en paz mental y gozo de ser, te abren el camino al despejarte la niebla que te impedía ver la luz que eres.

   Sé feliz, amigo/a, tú ves y el miedo es ciego, tú eres real y el miedo no.

KHAAM-EL 



Vive con inocencia, despreocupado y feliz, 
con plena consciencia de Ser, 
y todo quedará, en tu andadura, 
despejado para ti. 





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