"Los maestros de Dios proceden de todas partes del mundo y de todas las religiones, aunque algunos no pertenecen a ninguna religión. Los maestros de Dios son los que han respondido. La Llamada es universal, y está activa en todo momento y en todas partes. Dicha Llamada invoca a los maestros a que hablen en favor de Ella y a que rediman el mundo. Muchos la oyen, pero muy pocos la responden. Sin embargo, es sólo cuestión de tiempo. Todo el mundo responderá al final, pero ese final puede estar muy, muy lejos. Ésta es la razón por la que se estableció el plan de los maestros. Su función es ahorrar tiempo. Cada uno comienza como una sola luz, pero como tienen la Llamada en el mismo centro de su ser, esa luz no puede restringirse. Y cada uno de ellos ahorra miles de años tal como el mundo juzga el tiempo. Mas para la Llamada en sí, el tiempo no significa nada.
Cada maestro de Dios tiene su propio curso. La estructura de éste varía enormemente, así como los medios particulares de enseñanza empleados. El contenido del curso, no obstante nunca varía. Su tema central es siempre: 'El Hijo de Dios es inocente, y en su inocencia radica su salvación'. Esto se puede enseñar con acciones o con pensamientos; con palabras o sin ellas; en cualquier lenguaje o sin lenguaje; en todo lugar o momento, o en cualquier forma. No importa lo que el maestro de Dios haya sido antes de oír la Llamada, al responder se ha convertido en un salvador. Ha visto a alguien más como a sí mismo. Ha encontrado, por lo tanto, su propia salvación y la salvación del mundo. Con su renacer renace el mundo."
'Un Curso de Milagros' - ¿Quienes son los maestros de Dios?
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LOS BROTES DE ESPERANZA
A todos los maestr@s de Dios con honda gratitud.
¿Recuerdas? ...
Plantamos un brote
con las manos desnudas y limpias...
Creció lozano en primavera arrullado con el trinar de sus nidos,
fue sacudido bajo el fiero tronar de veraniegas tormentas,
lánguidamente mecido por el crepuscular otoño,
cubierto por el blancor de las frías nevadas del invierno...
Y en árbol se transformó, finalmente, en el tierno y frágil brote.
Verdeció flamígero en flores,
iluminado de agua y espumado de luz.
Adornando su frondosa cabellera fértil
palpitantes e irisados frutos,
aromados con gráciles fragancias de vida,
invitan a saciar el hambre que acucia al alma en el mundo.
Mecidos dulcemente por mansa brisa
o estremecidos por huracanados vientos
permanecen en paz para nutrir el ánimo desfallecido
de vidriosas pupilas
desorientadas y angustiadas por la hiriente sequedad del tiempo.
Tristes ojos sedientos, solitarios y famélicos
deseosos del reconfortante jugo de la verdadera Vida,
de la Vida santa, bienaventurada y eterna,
de la Vida del espíritu que trasciende todo dolor y toda carne,
agradecidos saciaron la oquedad de su fatigado mirar
con el inacabable néctar de la Divina Unicidad.
Renovadas, transparentes, plenas y en paz, las miradas
contemplan con inocencia sus manos desnudas y limpias.
Y las ofrecieron en amoroso y generoso servicio...
Y las compartieron, totalmente, con quien las necesitase...
Y las utilizaron, a su vez, para plantar la esperanza
en un mundo desesperanzado y en conflicto.
¿Recuerdas? ...
Plantamos cientos y cientos de brotes
con las manos desnudas y limpias...
... Y en árboles se trasformaron los tiernos y frágiles brotes.
KHAAM-EL
Hay un jardín -secreto para el mundo-
oculto en lo más hondo del corazón,
en lo más sagrado del alma,
desde el que Dios Mismo te eleva...
Convirtiendo tu tierno y frágil brote de esperanza
en robusto árbol de plenitud de vida eterna,
santa, bienaventurada
y en comunión con todo el jardín...
pura Divina Unicidad.
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