
Es preciso, sí o sí, para salir en paz de esa conflictiva rueda inexorable de dolor y placer, salud y enfermedad, bueno y malo, juventud y vejez, nacimiento y muerte, se ha de tomar consciencia de ser consciente de ser consciencia; pudiendo, así, erradicar cualquier inercia que empuje hacia el personalismo egoico de inconsciente manifestación. La rueda de samsara parece real únicamente a quien no contempla en profundidad la esencia de la vida, su pureza nucleica e inefable... Sólo trascendiendo el pensamiento y la mente que los alberga, la permanente naturaleza esencial plena de ser SER se revelará en su inmaculada concepción, intemporal, clara e inespacial, nirvánica, omniabarcadora, indiferenciable e indistinta. Medita. Ahonda. Conoce. La sustancia de lo sensorialmente percibido, por su impermanencia, es nada, pura vacuidad, todo en lo temporal surge para ser destruidio y vuelta a empezar... Penetra en la esencia misma de la vacuidad, de lo inexistente, y trascenderás esa misma vacuidad... verás más allá de las formas y sus nadas... verás sin ojos y oirás sin oídos... tocarás sin manos y saborearas sin necesidad de paladar... olerás sin nariz e intuirás sin precisar de un futuro... Vivirás sin posibilidad de muerte. ¡De repente la luz! La existencia, la genuina, nada tiene que ver con la inexistencia aparentemente existente de lo transitorio y perceptivo; porque la mente no es la Consciencia, de igual manera que la Verdad no es jamás verdades relativas, ya que su propia relatividad e incompletud las convierte en falacias. ¡Despierta! La mente que se piensa separada de otras mentes sueña cuerpos que reflejan la ilusión de sí. Y buscar o conocer en un sueño siempre será encontrar o pensar algo sin valor ni realidad, topándose con meros conceptos de arrogante pretensión pero huecos de sustancia y enjundia.
Ocúpate de lo sustancial. Abandona cualquier concepto o suposición como dignos de crédito. Desentiéndete de los juicios que malgastas intentando explicar y explicarte en el sueño de un mundo efímero. Encamínate al Cielo interior; a la calma en medio de la tormenta; al silencio íntimo que se encierra tras cada palabra, tras cada concepto, tras cada idea; al significado profundo de lo elevado e infinito; al ámbito de lo inmediato, de lo exactamente aquí y ahora. La mente es Mente, sin opuesto, pura e inseparable, Consciencia plena... experimentar semejante obviedad es la iluminación. No más, no menos. Tú no eres tú, tal como crees; ni nadie es nadie, tal y como se imagina. Dios o no Dios es un conflictivo ensueño... Dios no está en conflicto con no Dios... eso es ser aquí y ahora... eso es Dios Verdadero indiviso de Sí y de Su Creación, indistinto de Ser... pura Divina Unicidad. La Vida es una e ilimitada, sin formas ni tiempos, no conceptual y no local, completa, consciente y bienaventurada. Ahora estás en el mundo sin ser del mundo... despierto, lúcido... en paz. Sé auténticamente bondadoso. Mira a todo y a todos con piedad y Amor; con genuino anhelo de perfecta dicha y bendición para ellos, sin exclusión alguna. Y, esa mirada, se posará en lo íntimo de lo íntimo, en lo esencial de lo esencial... rasgando vacuidades, descorriendo velos que sumían en ignorancias, aclarando confusiones, perdonando pecados, curando enfermos, esperanzando desesperados, despertando dormidos, consolando afligidos, resucitando muertos, y te conducirá, con clara e impoluta Visión, a la acción desprovista de egoísmo que culminará con el despertar de lo imposible imaginado como posible. Al fin, perfecta dicha... en paz... sublime paz... Divina Unicidad... Puro SER.
KHAAM-EL
No te angusties ni desesperes
por el trajinar mundano.
Sosiega el ánimo, aquí, ahora.
Allende toda personal perspectiva
nacida del temor y del dolor
la bondad y la bendición de lo Santo es infinita...
Acéptala, confía
y despierta
-a la luz del Amor-
en perfecta y bendita paz...
sólo todo, en esencia, Divina Unicidad...
Puro SER.
por el trajinar mundano.
Sosiega el ánimo, aquí, ahora.
Allende toda personal perspectiva
nacida del temor y del dolor
la bondad y la bendición de lo Santo es infinita...
Acéptala, confía
y despierta
-a la luz del Amor-
en perfecta y bendita paz...
sólo todo, en esencia, Divina Unicidad...
Puro SER.
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