domingo, 8 de marzo de 2020

CANTO DE AMOR, DICHA Y ETERNA VIDA

  Huir de lo impermanente es imposible. Apenarse por el fin de lo que apena es absurdo. Mira con consciencia el devenir de lo mundano y despertarás del denso influjo de lo egoico. Ahora en la presencia presente "la Luz ha llegado". No temas y alégrate del ocaso del oropel de las formas, pues la falsa luz se ha de disipar para que la luz verdadera -la vida Una del Espíritu- resplandezca para siempre en el centro mismo del instante la plenitud de lo santo, bendito e inefable. Por tanto, no te apenes por la melancolía ni te entusiasmes por la euforia y déjalas marchar en paz, porque todo lo que viene finalmente se va en recurrente ciclo... Ve más allá de los ciclos, siendo sencillamente feliz de ser feliz por la felicidad misma de ser y estate presente viviendo, sin ningún apego o rechazo, semejante dicha inherente a uno... dándola, compartiéndola, viviéndola, extendiéndola, sean cuales fueren las circunstancias que te acompañen... porque todo lo que se da y se comparte de corazón, permanece. Felicítate, en consecuencia, tanto de la llegada como de la despedida de lo perceptivo. No te involucres de forma particular en el flujo. Todo lo que surge finalmente ha de desaparecer, posibilitando así la vivencia de lo inmortal y su bendita esencia infinita de plenitud.

  El tiempo colapsa, sí o sí, en el presente consciente. No hay telarañas sin arañas ni pesares o angustias sin miedo. Abandona las creencias egoicas y sabrás allende el ilusorio entendimiento egoico. Antes de todo antes se consumó el después de todo después. No hay comienzo en lo eterno porque el tiempo ya acabó antes del principio; sólo empieza y acaba lo que no es real, como pompas de jabón en el aire... lo esencial, en su intemporalidad es eterno... ¡Bendiciones! el Espíritu es esencial; el ego, no. ReConoce que nada que no sea para siempre en realidad existió, existe o existirá. Despreocúpate, por tanto, de la preocupación y sé contemplación indivisa... Disfruta del fraterno canto de Amor que en el instante presente (allende tiempos y edades) resuena para todo aquel que atento viva. Permítele que sea tu faro, tu guía... sólo todo sonora luz sin límites ni sombras, sin pesares ni temores, sin proyectadas distancias que nos alejen de la Plenitud de Ser. Ahora todo penar es estremecido y disuelto por la sublime, rotunda y bella melodía que Dios Mismo te canta en el corazón, para que vivas enamorado de ese ritmo inefable de lo indiviso que en lo más hondo te habita... Confía, no temas, palpitando al enérgico son del Espíritu que derrumba con majestuoso ímpetu todos los muros que la percepción egoica pretendía imponerte, agrietados por la poderosa evidencia de lo santo, pleno e inenarrable, la Respuesta de respuestas te libera del sufrimiento y aclara cualquier confusión llenándote de Dicha... ¡Bendiciones! No hay color, ni forma, ni tiempo, ni lugar, que la música del Alma no transforme de inmediato en el Cielo indiviso y bienaventurado donde el Amor se despliega inorillado por la Vida Toda en eterna gloria.

KHAAM-EL



No te confundas ni escindas 
con el ruido del separativo elucubrar egoico
y atiende a la poderosa melodía que en el Alma resuena.
Sé... siendo uno, indiviso.
Fúndete con la música sublime que del corazón mana
y despierta del ominoso sueño de separación y muerte.




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