Huir de lo impermanente es imposible. Apenarse por el fin de lo que apena es absurdo. Mira con consciencia el devenir de lo mundano y despertarás del denso influjo de lo egoico. Ahora en la presencia presente "la Luz ha llegado". No temas y alégrate del ocaso del oropel de las formas, pues la falsa luz se ha de disipar para que la luz verdadera -la vida Una del Espíritu- resplandezca para siempre en el centro mismo del instante la plenitud de lo santo, bendito e inefable. Por tanto, no te apenes por la melancolía ni te entusiasmes por la euforia y déjalas marchar en paz, porque todo lo que viene finalmente se va en recurrente ciclo... Ve más allá de los ciclos, siendo sencillamente feliz de ser feliz por la felicidad misma de ser y estate presente viviendo, sin ningún apego o rechazo, semejante dicha inherente a uno... dándola, compartiéndola, viviéndola, extendiéndola, sean cuales fueren las circunstancias que te acompañen... porque todo lo que se da y se comparte de corazón, permanece. Felicítate, en consecuencia, tanto de la llegada como de la despedida de lo perceptivo. No te involucres de forma particular en el flujo. Todo lo que surge finalmente ha de desaparecer, posibilitando así la vivencia de lo inmortal y su bendita esencia infinita de plenitud.
KHAAM-EL
No te confundas ni escindas
con el ruido del separativo elucubrar egoico
y atiende a la poderosa melodía que en el Alma resuena.
Sé... siendo uno, indiviso.
Fúndete con la música sublime que del corazón mana
y despierta del ominoso sueño de separación y muerte.
con el ruido del separativo elucubrar egoico
y atiende a la poderosa melodía que en el Alma resuena.
Sé... siendo uno, indiviso.
Fúndete con la música sublime que del corazón mana
y despierta del ominoso sueño de separación y muerte.
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