miércoles, 18 de marzo de 2020

MENSAJE DE AMOR Y ESPERANZA PARA EL MUNDO (edición revisada y actualizada)

   Os comparto nuevamente, y de todo corazón, este escrito publicado hace ya un tiempo en este mismo blog, pero que -por lo intemporal de su mensaje- puede ser fuente de esperanza y recapacitación justo en este momento histórico en el que la adversa situación de alarma médica que sacude al mundo por doquier y que despierta miedos dormidos e iras aletargadas de la humanidad. Espero sirva de ayuda para trascender el cíclico, y por tanto doloroso, vaivén de lo transitorio, y así retornar, de tal suerte, confiados, humildes y sinceramente hermanados a la plenitud del Amor. No hay más Amor que el Amor de Dios, y éste es eterno, inseparable y compartido por tod@s en esencia y en verdad... Bendiciones se derraman sin distinciones ni exclusiones en un presente que abarca todos los tiempos habidos y por haber...

   Herman@s nos dice el Amor de Dios a través de Su Santo Espíritu...
   ... Yo Soy la Verdad y la Vida.
   Yo Soy El Que Soy y moro en el corazón profundo e inmaculado de lo viviente.
   Soy el Aliento de todos los alientos que a todos alienta en el peor de los desalientos que pudieran llegar a desplegarse en los caminos del mundo.
   No hay conflicto, penuria, enfermedad o muerte que pueda derribarNos o consumirNos... La diversidad separativa no puede prevalecer en la multiplicidad de la amorosa comunión del Espíritu.
   Todos sois/somos uno en lo Uno.
   La Verdad se instaurará en el mundo entero y éste será devuelto al Cielo... Y es esta la Senda de las sendas que finalmente todos recorrieron.
  El que permanece en el Amor vence al tiempo y a sus míseras sonrisas que terminan en lastimeros llantos de postrera y fatal muerte. Más, la Vida, la verdadera, la que somos en esencia y plenitud, no conoce la muerte, la trasciende.
   Bendiciones inacabables nos dirigen infalibles a la infinitud de Lo Real si a ellas apelamos en lugar de apoyarnos en el exhausto empecinamiento del egoico desear.
   Desead sí, pero desead sin transigencia alguna únicamente la Verdad; deseadLa muy por encima de cualquier otro desear, de cualquier mundano anhelo, incluso el de personal iluminación (la Luz no sabe de personales perspectivas separadas), y, sin duda, os irá bien entre todo aquello que parece ir mal, incluso pésimamente mal... el mundo y sus cosas pasará, la Plenitud de Ser en el Amor de Dios permanece inalterada, impecable, inefable.
   No busquéis sólo para vosotros, sino para todos, tanto para mujeres como para hombres, niños, adultos o ancianos; para los de cualquier raza, cultura, religión o sin religión; para los inteligentes, torpes, bellos, no agraciados, ricos, pobres o de cualquier otra condición que pudiera percibirse o fabricarse, y hallaréis lo que nunca puede perderse..., de repente, la Luz de la existencia indivisa os elevará por encima de la breve carne.
   ¡Aleluya! Resurrección consumada en el flujo ilimitado de la entrega desinteresada.
   Intenso es el desapego al apego y la desyoización de lo personal.
   Confianza.
   Felicidad. Bendición. Sosiego. Perdón... Todos somos en Soy.
   La Verdad está escrita en el corazón del alma. Hay que mirar a la entraña de las entrañas, al núcleo de los núcleos, ahora, sin rubor ni titubeos... Únicamente en la fe viva hay esperanza presente de resolución bendita.
   Sois libres. Tan sólo debéis abandonar todo temor, cualquier rencor, todo orgullo o miserable argucia... Y vivir, vivir plenamente. 
   Bienaventurados los que no se echan atrás en el anhelo del Cielo porque ellos, por la Gracia, ya han llegado aunque, por un tiempo, estén en el tiempo atestiguando el Mensaje de Amor y Plenitud.  
   Palabra de Dios... Palabra de Unicidad... Camino de Vida eterna.
   No creáis ni escuchéis los dictados de la carne que incitan a la división, el temor y la ira.
   Vivid sin temor y sin resentimientos, porque vivir sin el resentido miedo es vivir sin muerte.
   Comprended y Vivid: La muerte muere en la Vida para no retornar nunca más; así lo dispuso la Misericordia de Dios..., sueño de horror terminado desde su aparente origen; mirada impecable completamente despierta. ¡Aleluya!
   Amad. Amad. Amad... sois Amor... puro Amor. La Voluntad del Padre es Amor. Todo Amor.
   Abríos... abríos... el fin del tiempo y sus angustias está próximo.
   No te resistas. Permite con esperanzada gratitud que la semilla se rompa en mil pedazos para que la planta crezca lozana y dé abundante fruto. No temáis a la adversidad. Toda tribulación es para crecer... no rehuyáis la contrariedad... Amad. Bendecid. Perdonad.... perseverad... perseverad... no temáis... perseverad... confiad. Amad y, la Luz que Dios Mismo ha puesto en vosotros, se expandirá.
   Todos sois hermanos... todos sois Hijos de Dios en Indivisible comunión.
   Felicidad. Felicidad. Tened fe honesta y robusta. Todo está bien... todo está bien. Sí, todo va bien, aunque a veces no os lo parezca. Las lágrimas se convertirán en hermosas y fragantes flores de perdón; el ramillete de perdón, sinceramente ofrendado por Amor, se transformará en Luz del alma; y esta esplendente Luz del alma reinará por siempre en/con la santidad de Dios.. Por tanto, cuando derraméis lágrimas, sed perseverantes y constantes en la acción de perdón, pues sin duda germinarán y crecerán hasta fructificar bendiciones.
   Nada queda en el olvido. Todo asciende... todo asciende hasta el Cielo. Todo está bien... nada quedó excluido de la perfección. No temáis, sois vida... sois Luz eterna... sois en lo Uno, desde siempre y para siempre.
   Amor. Amor. Amor.
  Tiene que haber esperanza en el mundo; en este mundo efímero e ilusorio que en un instante se pensó y, en ese mismo instante, se perdonó,
  Vivid, pues, en paz... y extendedla desde vuestros corazones plenamente enamorados hasta lo infinito. Tiene que expresarse la acción perdonadora en el mundo... Luz... transformadora Luz.
   Las semillas del despertar se abren paso entre las tinieblas, agrietando temores como rocas u horadando adversidades duras como el asfalto... sus bienaventurados tallos emergen finalmente vivaces hacia la Luz... ¡Sí! ¡Aleluya! Ya comienzan a despuntar.
  Creced... creced todos... todos habéis de crecer. Y creceréis. No temáis, porque vais a crecer. Confiad. Regocijaos. Confiad. La Felicidad está en todos. Caminad... caminad hasta el final.
   Lo transitorio es irreal. Lo eterno jamás ha estado en peligro.
   Los peligros ni existen ni existirán. Descansad pues en la certeza de vuestro espíritu inmortal.
  La Verdad prevalecerá sobre las ilusiones... su fragancia y sus dulces frutos de santidad se compartirán por todos los rincones de un mundo lastimero y lastimado, sanando a todos de la fatiga y el sufrimiento de creerse hijos de la carne. Bendiciones, nadie fue nunca un cuerpo... la vida es del Espíritu. Todo despierta de una pesadilla insubstancial. ¡Aleluya! Un sueño siempre tiene un final... y el final de los tiempos es como antes del principio: Plenitud.
   Todos... sí, todos; absolutamente todos, somos hijos de Dios... y todos Sus hijos, como Un único Hijo, volvieron a Casa.

KHAAM-EL



No temas... Confía...
Las penurias templan el ánimo que se entrega 
a la Bendición Universal.
Permite que la alquimia del Amor
que todo lo envuelve, intima y trasciende 
arraigue en tu corazón 
para que por la Gracia crezca y florezca 
hasta inundarte con Su Luz infinita... 
colmando de Plenitud tu/nuestro Ser indiviso en Dios.



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