El cuerpo -perecedero-
de carne y sangre formado en la materna entraña
es concebido activo y flexible
para así, completado su crecimiento,
robusto y erguido mostrarse en el esplendor de sus días;
mas, el cuerpo -perecedero-,
desgastándose en el natural acontecer
tornará al fin ajado y combado en la meta de su edad,
para un día tras la fría lápida,
inanimado, pálido y rígido descomponerse...
'Et subito praeteriti generis humano sumus' *.
Y, ya sin materia, sin soporte alguno que nos encadene
al sensorial mundo cambiante, si amamos más que codiciamos,
lo que fuimos se reintegrará a lo que era antes
de todos los humanos límites abandonados;
despertando del sueño de lo escindido y aparte,
de lo competitivo, mortal y temible;
reviviendo una plenitud vacía de agregados especiales
que en lo infinito se infinita, infinitando.
Y el alma -imperecedera-
en bienaventurada comunión de Espíritu ahora goza...
DIOS VIVO en Un Nosotros, al fin, libre de yoes enfrentados.
KHAAM-EL
* Y de repente somos, del género humano, pasado.
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