sábado, 17 de junio de 2023

EL LATIDO CALMO DEL ESPÍRITU


    
Los latidos tempestuosos 
del frenesí mundano encadenan al nebuloso y devorador fuego de la angustia vital.
    Gimen las gentes aisladas en compañía de guías ciegos, que encaminan a ras del cambiante suelo (con el vanidoso y estéril empeño de endiosar lo egoico) a tuertos buscadores del eterno cielo que carne y sangre trasciende...
    ¡Ojo! Lo que parece ser, nunca es.

    El cosmos tiembla por el humano y ansioso temblor que éste le proyecta segundo a segundo, un día tras otro (sumando años que en lustros y décadas sin pausa se apilan), intentando inútilmente comprender siglos que devienen en milenios, y estos a su vez en eones, que anteceden y sobrepasan a las gentes, todas...
    ¡Oído! Lo que parece ser, nunca fue ni será.

    El latir calmo del Espíritu detiene el frenesí ciego y sordo del mundo, liberando a las gentes (merced al Corazón Puro que acompasa todos los corazones al ritmo de lo Santo) de la inclemente condena del tiempo y sus 'dolorosos placeres' de egoica hechura.
    Un latir sagrado este que enciende el fuego que no abrasa ni devora, iluminando la noche y reconfortando el maltrecho ánimo, según disipa el helor de la nebulosa angustia vital. Con feliz asombro, milagrosamente se vivencia cómo la aislada compañía de cuerpos que se desgastaban hasta perecer, en comunión de almas converge; cesando todos los llantos, de una vez por todas, en el bienaventurado júbilo del Amor Infinito de DIOS VIVO...
    ¡Atención! Lo que en verdad somos, Espíritu Viviente, por siempre ES.

KHAAM-EL


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