martes, 11 de junio de 2024

ATENDER A LA VERDAD, COMPRENDER EN UNICIDAD

    
Ver sin apreciar en profundidad, oír o leer sin captar lo de cierto comunicado más allá de las meras palabras, relacionarse sin comulgar en espíritu, aridece tanto el fondo como el entorno con la febril ansia de mundanidad que olvida lo sustancial al suponerle sentido al sinsentido y considerar la mentira útil, cuando no sólo es inútil sino perjudicial. Ya que la vida humana es como un jardín, que si se descuida languidece y seca... Sin una brizna del agua viva del Espíritu, sin una brizna de la luz del Amor de DIOS, sin una brizna de la brisa de la Paz mental, sin una brizna del abono de la contención egoica, el alma y el corazón enmudecen rotos, sintiéndose amargamente divididos y golpeados por sus propios ensueños.
    Sólo la Vivencia de lo Eterno y Santo redime al alma de su delirante aislamiento competitivo; cualquier otra percepción confunde y engaña, cualquier otro argumento, por opulento y delicioso que tiente, quiebra el trasfondo con una miríada de imágenes enfrentadas por el éxito fugaz de un momento cumbre que hunde, al poco, en la más oscura y solitaria de las simas: la separativa y ciega identificación corpórea que conlleva declive, resistencia, angustia, derrota y féretro.
    La Verdad, por siempre indivisa, nos libera de tamaño engaño, regresándonos el buen sentido que florece en Plenitud Espiritual, Vida Eterna e Incondicional Amor... Somos sin ego, y punto.

KHAAM-EL


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