DIOS ES AMOR... Un Santo Fuego que vivifica lo moribundo, convirtiendo en cenizas y humo las mentiras, corruptelas y vanidades del ego. No hay mente humana que pueda comprender tal Plenitud; sólo el corazón humilde y libre de presunción, el alma toda desnudada de apegos mundanos, llega a atisbarla... Mil muertes que se mueran, una misma muerte son; mil vidas que se vivan, una misma vida son: uno es él mimo por muchos disfraces que vista. ¿Acaso se ruboriza el misterio por ser misterio o duda la luz de su brillo? No hay distancias que alejen o dividan, en su núcleo, al Amor de lo Amado; los versos, plegarias y anhelos apenas alcanzan mostrar su latido, y la aparente ausencia que el tiempo encarna, antes aviva que apaga su llama.
Nada hay que temer de los poderosos del mundo; jamás pueden matar el alma, aunque el cuerpo aíslen, violenten o asesinen. Recordemos, sobre todo en la adversidad, que estamos de paso, que nadie queda aquí para siempre. Y así nuestro vivir será para resucitar en fraterna comunión, nunca para corromperse con lo que se corrompe... Sigamos, por tanto, felices y ciertamente esperanzados, la senda milagrosa de la confianza en DIOS. El tiempo y los padecimientos de la carne comienzan y terminan en la intemporal y bienaventurada sagrada unicidad del Espíritu, en la divina gloria del Amor.
KHAAM-EL
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