miércoles, 5 de junio de 2024

COMPARTIENDO MI GRATITUD A DIOS VIVO

    
Oh DIOS, gracias, gracias, ¡gracias! Vacante de mí, disminuido en mis pretensiones, rendida
 la oscura confusión de mi alma a Tu luz inefable en la hora amarga del mayor de los pesares y de la más tremenda de las soledades, sintiéndome totalmente desamparado, defraudado del mundo y sus vanidades, hundido en la hez de mis errores, sin mérito alguno por mi parte, salvo reconocer abiertamente mi debilidad, púseme en tus manos; y, una fría noche de noviembre (guiño de la Providencia recalcando cómo la primavera de mi juventud se había convertido en un prematuro otoño que me abismaba a un invierno inminente), la tiniebla sin luna que me abrumaba convertiste en esplendoroso mediodía.
    Gracias, gracias, ¡gracias! Sí, oh DIOS VIVO, acrecentaste la gracia y enjugaste todas mis lágrimas con el bálsamo de la paz (de una paz que el ego no conoce, pues la boicotea y oculta con sus vanos deseos y caprichosas aversiones), conforme descendió el milagro que me elevó de lo terreno a lo espiritual, de la nada a la infinitud, de la muerte a la vida, poblando mi oquedad con la Plenitud de Tu Inagotable Amor por todos/as, sin excepción alguna... Y, donde antes había aflicción y desvalimiento por asirme a la carne, ahora depositaste las semillas del júbilo y la tenacidad que en la gloria del Espíritu eclosionan, crecen y florecen, según uno comparte con el prójimo de Corazón a Corazón, con honestidad, humildad y desprendimiento, laborando por el Despertar a la Verdad y la Vida Eterna de quienes el flujo de la vida, con sincrónica armonía, acerca.

KHAAM-EL


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