Lo limitado (y el pensamiento del ego lo es), precisamente por limitado tanto en tiempo como en espacio, engaña prometiendo una plenitud que no puede realmente dar. Por esto, no consuelan ni satisfacen las cosas y asuntos del mundo por mucho que se acaparen y gestionen. Más, en un rincón del corazón, cuasi olvidado por el frenesí del ansia de éxitos o deleites mundanos, aguarda con inagotable paciencia la Luz del Amor de DIOS. Frecuentemente, reconocida y acogida como única guía tras padecerse múltiples llantos y quebrantos, desazones, decepciones e ingratitudes. La Voz del Silencio, colmada de paz, ahora atenta y claramente escuchada tras desestimar la confusa palabrería egoica, consuela y satisface, y, a su vez, encamina infalible por el sendero Justo y Amoroso. Iluminándolo instante a instante, según se avanza firme y feliz hacia la Plenitud de plenitudes, hacia la Realidad de realidades, hasta la Vida Eterna del Espíritu que trasciende todo tiempo y toda carne.
KHAAM-EL
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