Aquiétate en el presente observando distendido cualquier tensión... Siente el flujo armónico del Espíritu aún en medio de lo tempestuoso, e incluso belicoso... ¡Qué todo sea por Amor! Y la plenitud de DIOS VIVO nos acompañará siempre, porque Su Paz, Júbilo e Incondicionalidad Santa trascienden todo conflicto, penuria y temor.
No nos quedemos atollados, por tanto, en confortables escondites que devienen en ingratas mazmorras. Naveguemos por la vida libres, henchidas siempre las velas del Alma con el providente soplo del Amor de DIOS, confiando en Él en las duras como en las maduras... Lo Inefable, Eterno y Bienaventurado se hará patente, obvio; tan claro como la luz del mediodía brillando, sin óbice, por encima de las nubes.
KHAAM-EL
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