Apercibirse del espacio inmaculado que contiene todo lo sensorialmente percibido, revela un ámbito insospechado para la mente ordinaria, un espacio más vivo que el latido de los cuerpos, un lugar allende todos los lugares, un presente fluyente que conjunta la totalidad de los tiempos e ideas, un área sin contornos limitantes, indivisa, plena y sagrada. Algo así como mirar un espejo sin distraerse con el reflejo. Medita. Profundiza. Aquieta. De súbito, lo aparentemente escondido, pero que nunca pudo de cierto estarlo, se hace obvio: infinitud, insondable presencia omnímoda, DIOS VIVO en todo lo sensoriamente percibido y en todo aquello que no es sensoriamente perceptible: comunión, eternidad, Amor.
KHAAM-EL
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