Reservarse para sí lo exclusivo y confortable en este mundo frente a otros, escudándose en amoldados formalismos legales, nunca podrá ser amoroso y humilde, porque, como es obvio, en el fondo discrimina y usurpa. Considerarse más bueno y digno que otros ante DIOS de merecer Su gracia para alcanzar el Reino de los Cielos, apoyado en meros cumplimientos formales que eluden el fondo de la relación, solazándose en ello, por tanto, tampoco es amoroso y humilde, pues también es discriminatorio y usurpador; lo contrario, precisamente, de la Divina y Santa Ley del Amor.
KHAAM-EL
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