No hay más diabólica tentación que justificar y normalizar la angustiosa niebla de unas separadoras memorias acusatorias y despreciadoras de uno o del prójimo, al negar el poder y la gracia del inagotable e integrador Amor de DIOS VIVO, sanador de toda angustia, soledad y desespero a quienes humildes reconocen su particulares yerros, no tapándolos con la insistencia reprochadora de un orgullo herido, y buscan enmendarlos y reencauzar su vida con fe, esperanza y amigable amor. Pues, el alma se trasparenta en cuanto recuerda olvidar la ofendida versión personal acerca de lo acontecido. Entonces, el Espíritu se hace cargo de la vida sin egoicos obstáculos, sanando e iluminando todo en la esencial plenitud de una ininterrumpida comunicación directa e indivisa con, desde y para Lo Inefable.
Luz. Verdad. Amor. DIOS VIVO. La totalidad de la creación nos habla a todos de todo si sabemos escucharla con silenciosa y sincera disposición interior, santificándonos con la bendición de un corazón libre de rencor, en paz, sin miedo y en feliz comunión con el Corazón Divino. De pronto, las palabras tornan Palabra Inspirada. Palabra que, primeramente, es eficaz para quienes -una vez reconocida y aceptada- la atienden, encarnan, pronuncian y obran.
KHAAM-EL
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