El Amor, veraz, íntegro y consecuentemente justo, nos ilimita en la plenitud de la Vida Eterna que el Santo Espíritu de DIOS VIVO en perfecta comunión nos regala; el miedo, diabólico, mentiroso, tentador e injusto, en cambio, tergiversa el Amor y lo circunscribe a la aciaga podredumbre de endiosar los mundanos quehaceres, logros y adquisiciones con los que en lo temporal/particular, capciosamente, intenta separarnos y alejarnos a los unos de los unos, llamando con culpabilizador discurso al error, acierto, y al acierto, error; al mal, bien, y al bien, mal; al oscurantismo, luz, y a la luz, oscurantismo; a la sordera espiritual, comunicación, y a la verdadera comunicación, sordera espiritual.
Mas, la temerosa, evasiva e ineficaz sordera de espíritu, anquilosada en sus propias conclusiones limitadas y limitadoras, pertinaz fracasa -una y otra vez- al pasar por alto y desdeñar la eficaz potente voz resolutiva que, en lo más hondo del Corazón, con claridad muestra, desbroza y allana la fraterna senda que atraviesa lo ignoto, allende toda forma y cualesquier problemática, regresándonos a la Divina gloria, santa voluntad e inefable paz allende todo humano entendimiento (El Reino de los Cielos).
KHAAM-EL
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