Hay una mirada y una escucha plenas, más allá de la limitada y equívoca percepción sensoria, que ve sin ojos y oye sin oídos. Por eso, no dejarse engañar por el oropel mundano e indagar en lo esencial de lo someramente captado, es crucial para la paz de espíritu; ya que una vez vista y escuchada la divina realidad de lo invisible e inaudible, ilusorio se reconoce lo visible y sonoro.
KHAAM-EL
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