¡Aleluya! Un año más en mis caducas carnes, un año menos para regresar a Lo Inefable. Conciencia presente... Nacen, crecen, maduran, envejecen, y finalmente se marchitan y mueren los cuerpos en un ciclo inexorable en una Tierra que gira a su vez, cíclicamente, cada 365 y 1/4 días alrededor del Sol... Aceptación, ahondamiento, sosiego y, de súbito, la luz del Ser: vivir en paz dejando en paz, con fraterno amor, humilde paciencia y jubilosa esperanza ante los embates mundanos, como nos enseñó Cristo Jesús, despliega una senda de bendición que -al atravesarla con sencillez y fe- salva de las aparatosas apariencias supuestamente insalvables. No hay enfermedad, penuria ni muerte que prevalezcan sobre el Santo Espíritu de DIOS en nosotros en cuanto, de veras, creemos en la Verdad del Inagotable Amor de DIOS VIVO. Entonces, aunque los días, semanas, meses y años se acumulan en el cuerpo y lo desgastan, milagrosamente, el alma se libera en esencia y plenitud de las letales cadenas egoicas, purificada por la Divina Gracia, según compartimos de corazón a corazón con el prójimo.
KHAAM-EL
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