No hay equidistancia posible, ni tampoco puntos de encuentro más alejados o cercanos entre la Verdad y las mentiras bajo ninguna circunstancia. Ambas están, por así expresarlo, en dimensiones diferentes: una es real, las otras ilusorias; una es inmutable e indivisible, las otras mudables, divisibles y divisoras; una aclara, serena e ilumina, las otras engañan, confunden y entenebrecen.
Caminemos juntos, prójimos de mi corazón; unidos en el hambre y sed de conocer la Verdad en plenitud, nunca más enfrentados por bulos creídos ciertos, o, por lo que es aun peor, embaucados ilusamente tras mentiras que menguan nuestro ser, inflándonos el ego.
-Un servidor del DIOS VIVO-

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