viernes, 27 de mayo de 2016

MÁS ALLÁ DE DIOS O NO DIOS... DIVINA UNICIDAD +

   No hay ateo más grande que aquel que tomando la aparente separación de los seres como real piensa que conoce a Dios, ni hay teísta más grande que el ateo que cree sólo en lo material, pues nunca podrá explicar totalmente de donde proviene el universo, el tiempo y la vida, las formas y los seres, incluido uno mismo, sin algo superior que intenta con denuedo comprender y siempre se le escapa. Mirar afuera para conocerse y conocer es errar. No te hundas en las encrespadas aguas de tus propias tormentas proyectadas en tu mundo. Creer o no creer en Dios no es la cuestión que clarifica la visión; antes bien, hay que ahondar en la idea misma de consciencia, de mente, de ser, de pensar. ¿Qué es realmente la mente? ¿Dónde se encuentra ésta sin lugar a dudas? ¿Como sustrato de los pensamientos en que medida es responsable de los mismos? ¿Qué es la yoidad por ella sentida y supuesta? ¿Qué o quién es Dios o el azar por ella mostrados? Y ¿Qué es, en última instancia, ser? Porque uno sabe que es, más allá de si hay un Dios o no; pero, si no indaga y se deja llevar por las tendencias de la mente, es ignorante de lo más fundamental de sí. Porque la fuente misma de la consciencia si la buscas no la encuentras, si la quieres definir no puedes, si la quieres diseccionar no es posible, al observarla se disipa su aparente consistencia, querer explicarla no la demuestra para nada por la incompletitud de lo señalado acerca de su naturaleza. Entonces, una vez llegados a este punto, todo lo observado, desde esa ignorancia supina acerca de uno mismo, es fútil e inútil, no conduce a ninguna parte y fabrica cíclicas acciones que, por la propia inercia admitida, repiten la incompletitud e ignorancia, acarreando sufrimiento y penalidades que perpetúan la contradicción y el conflicto.

   Para salir en paz de esa conflictiva rueda inexorable de dolor y placer, salud y enfermedad, bueno y malo, juventud y vejez, nacimiento y muerte, se ha de tomar consciencia de ser consciente de ser consciencia; pudiendo, así, erradicar cualquier inercia que empuje hacia el personalismo egoico de inconsciente manifestación. La rueda de samsara parece real únicamente a quien no contempla en profundidad la esencia de la vida, su pureza nucleica e inefable... Sólo trascendiendo el pensamiento y la mente que los alberga, la permanente naturaleza esencial plena de ser SER se revelará en su inmaculada concepción, intemporal, clara e inespacial, nirvánica, omniabarcadora, indiferenciable e indistinta. Medita. Ahonda. Conoce. La sustancia de lo sensorialmente percibido, por su impermanencia, es nada, pura vacuidad, todo en lo temporal surge para ser destruidio y vuelta a empezar... Penetra en la esencia misma de la vacuidad, de lo inexistente, y trascenderás esa misma vacuidad... verás más allá de las formas y sus nadas... verás sin ojos y oirás sin oídos... tocarás sin manos y saborearas sin necesidad de paladar... olerás sin nariz e intuirás sin precisar de un futuro... Vivirás sin posibilidad de muerte. ¡De repente la luz! La existencia, la genuina, nada tiene que ver con la inexistencia aparentemente existente de lo transitorio y perceptivo; porque la mente no es la Consciencia, de igual manera que la Verdad no es jamás verdades relativas, ya que su propia relatividad e incompletud las convierte en falacias. ¡Despierta! La mente que se piensa separada de otras mentes sueña cuerpos que reflejan la ilusión de sí. Y buscar o conocer en un sueño siempre será encontrar o pensar algo sin valor ni realidad.

   Desentiéndete de los juicios que malgastas intentando explicar y explicarte en el sueño de un mundo efímero. Encamínate al Cielo interior; a la calma en medio de la tormenta; al silencio íntimo que se encierra tras cada palabra, tras cada concepto, tras cada idea; al significado profundo de lo elevado e infinito; al ámbito de lo inmediato, de lo exactamente aquí y ahora. La mente es Mente, sin opuesto, pura e inseparable, Consciencia plena... experimentar semejante obviedad es la iluminación. No más, no menos. Tú no eres tú, tal como crees; ni nadie es nadie, tal y como se imagina. Dios o no Dios es un conflictivo ensueño... Dios no está en conflicto con no Dios...  eso es ser aquí y ahora... eso es Dios Verdadero indiviso de Sí y de Su Creación, indistinto de Ser... pura Divina Unicidad. La Vida es una e ilimitada, sin formas ni tiempos, no conceptual y no local, completa, consciente y bienaventurada. Ahora estás en el mundo sin ser del mundo... despierto, lúcido... en paz.

   Sé auténticamente bondadoso. Mira a todo y a todos con piedad y Amor; con genuino anhelo de perfecta dicha y bendición para ellos, sin exclusión alguna. Y, esa mirada, se posará en lo íntimo de lo íntimo, en lo esencial de lo esencial... rasgando vacuidades, descorriendo velos que sumían en ignorancias, aclarando confusiones, perdonando pecados, curando enfermos, esperanzando desesperados, despertando dormidos, consolando afligidos, resucitando muertos, y te conducirá, con clara e impoluta Visión, a la acción desprovista de egoísmo que culminará con el despertar de lo imposible imaginado como posible. Al fin, perfecta dicha... en paz... sublime paz.

KHAAM-EL



La bondad y piedad de lo eterno es infinita. 
Acéptala, confía y despierta, a la luz del Amor, en perfecta y bendita paz...
sólo todo en esencia Divina Unicidad.




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