martes, 24 de mayo de 2016

AMOR ILIMITADO... SER INFINITO. +


   No hay mayor tristeza que aquella que se confunde con la felicidad ni prisión más limitadora que la que que se considera como natural. Tu dicha no depende del cumplimiento de unos cuantos deseos corporales o intelectuales. Lo particular no conoce el Amor en su limitación perceptiva, porque el Amor no se circunscribe a lo corpóreo y sensorial, ni puede tener finales. El ser es espíritu y no carne. La vida no es del tiempo sino de la eternidad. La consciencia es no local, y nunca esa identificación con lo personal/cerebral llamada el yo (ego). Este mundo no es tu hogar ni quiere tu plenitud; es el reflejo de tu autodegradación imaginada, de tu partición supuesta, de tu división en bandos u opiniones. No te enfrentes a él ni busques poderío, riqueza, placer o fama, más tampoco te humilles y le supliques unas cuantas migajas de apreciación. Sé firme en la convicción de permanecer en paz en el instante presente; hazlo santo con tu voluntad de que sea santo y no un eslabón más en la cadena de tiempo, forma y deseo, de miedo y ansia, que el ego (la ilusión de lo personal proyectado sobre todo) quiere perpetuar indefinidamente. La transformación viene de una total honestidad y eclosiona desde lo íntimo hasta lo infinito. El tiempo/espacio es una idea que no ve su fin; y los que en él desean morar, inmersos en semejante pequeñez, tan sólo buscan un poco de comodidad y reconocimiento, que se troca sin remedio en sufrimiento y olvido. La comodidad es la tapadera del miedo y, en su compulsión, fabrica infiernos tomados por hogares.


   Sal de la madriguera o no verás la luz. Sal de los juicios y memorias personales o no experimentarás el culmen de la transformación de tu mente. No te quedes a medias. Ahonda en lo esencial y puro. No hagas el idiota pensando que en lo personal hallarás lo universal. Una oruga no piensa para nada en volar, la larva lo atisba y, tras romper todas las defensas e inercias de acomodo terrestre, se transforma por entero y vuela. Hay que estar muy atentos, no pretendiendo creer saber cuando no se vive realmente ese saber. Volar no tiene nada que ver con pensar en volar. ¡Ojo! La larva que se ríe de la oruga, sin haber salido aun como mariposa de su capullo de seda, pensando que ya se ha transformado del todo, es una insensata, porque, en su engreída parálisis, perecerá aislada tras su castillo de seda sin haber conocido realmente el vuelo libre de la mariposa, que no toca el suelo en su experiencia viva. No te acomodes, por tanto, en lo que busca finales interminables o morirás aparentemente, una y otra vez, para reaparecer como un espectro en todos los cíclicos ensueños de variable significación (¿muerte de quién o de qué exactamente? ¿reencarnación de quién o de qué entonces?). No te adelantes a los conceptos con más conceptos y hallarás de inmediato lo esencial.

   Así que cuando el desaliento te asedie y las insidias minen tu ánimo, refúgiate en Dios y no en el mundo. Y, cuando ese mundo parezca volverse en tu contra, sigue desidentificándote de lo personal, de esa oruguez que se arrastra, de esa larva que se ve tentada a pavonearse. Confía, ese es el momento de la verdad, el instante de la confianza total. Mantente en la paz de espíritu, con tu alma llena de alegría y fe, perdón y gratitud, por ser un pensamiento de Dios, un vuelo libre que nada tiene que ver con orugas o larvas... dáselo todo (a Dios), no te guardes nada... Su misericordia transmutará todo el dolor, la pesadez y la miseria, la angustia y la desesperanza, la dispersión, conflicto e incertidumbre que atenazan tu corazón, en gozo, sutileza y llenura, en aceptación y esperanza, en consciencia, paz y certeza de liberación.

   Y de repente, tras la incomodidad y la comodidad, más allá de lo personal y pseudoimpersonal, allende lo corporal e intelectivo, lo auténticamente impersonal, lo ingrávido, pleno y eterno: Amor ilimitado... ser infinito.

KHAAM-EL




Intima con lo esencial y puro; deja que te transforme por entero, y... vuela libre e infinito.

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