Bajo este escrito, a modo de preámbulo, adjunto el audio de una charla en la que ahondo en la libertad esencial del ser, que se manifiesta en la práctica de una espiritualidad sincera que no da cancha a los personalismos.
Hay una espiritualidad ficción que cree que un yo personal va a alcanzar lo impersonal y pleno. Eso, de todas todas, es pensar completamente al revés. No eres un yo limitado esperando lograr la libertad; ya eres libre. Nunca has sido un títere, aunque en ilusiones te comportes como tal. En ellas (las ilusiones) crees que el personaje soñado es tu identidad que ha de salir del sueño; cuando, de lo que vas a liberarte es del personaje soñado, que en realidad es todos los personajes. Todos ellos, junto a sus tiempos y espacios, van a ser soltados por el único ser, que en esencia somos.
Hay una espiritualidad ficción que cree que un yo personal va a alcanzar lo impersonal y pleno. Eso, de todas todas, es pensar completamente al revés. No eres un yo limitado esperando lograr la libertad; ya eres libre. Nunca has sido un títere, aunque en ilusiones te comportes como tal. En ellas (las ilusiones) crees que el personaje soñado es tu identidad que ha de salir del sueño; cuando, de lo que vas a liberarte es del personaje soñado, que en realidad es todos los personajes. Todos ellos, junto a sus tiempos y espacios, van a ser soltados por el único ser, que en esencia somos.
En la espiritualidad genuina no hay nada que conseguir, salvo abandonar cualquier consecución que uno piense haber conseguido por su cuenta. Abandonar el deseo es desembarazarse del temor. No tengas, por tanto, miedo de decirle al miedo que carece de fundamento para, así, dejar de entrar al trapo en el juego personal de oscilar entre la sumisión y la imposición. Con tal actitud, sueltas tu identificación con la forma y experimentas vivamente a Dios, que no es fuera de ti ni de nada, guiarte por ellas hasta conducirte allende todas... libre, eterno, feliz y en paz.
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