domingo, 17 de noviembre de 2019

BREVES REFLEXIONES A CONSIDERAR (y 31)


           1.
   El sufrimiento en este mundo fue necesario para darnos cuenta que nunca es realmente necesario para reencontrarnos con la plenitud de Dios; antes bien, es el obstáculo que pareció arrebatárnosla.  Más, nada hay que temer; las ilusiones pueden nublar la realidad, como un espejismo, pero nunca alterarla en su esencia. Y nuestra esencia es Alegría, Fraterno Amor y Eterna Bendición.

           2.
   Cuando todo parezca adverso, doloroso e incluso terrible, abraza esa aspereza con consciencia. Déjala que se deshaga al contacto de tu calor; pues esa aspereza no es real, y tu alma lo sabe muy bien. Permite que tome otra forma. Deja que sea agua purísima que riegue lo que aridece, palabra certera que enderece lo que se desviaba, confianza sincera que fortalezca lo que desfallecía haciendo que sirva de consuelo para ti para los demás.

           3.
   Encamínate hacia ese encuentro interior con la infinitud del Ser. No lo dilates más; ve por ese camino que intuyes, que presientes. Lánzate totalmente, hay una hermosa y esplendente salida de comunión y vida que te espera ya.


           4.
   Recibe con los brazos abiertos a esa humanidad que sufre, a esa enorme carga doliente que agota y aflige al mundo. Llévala a tu corazón para que la puedas diluir, para que la puedas suavizar, para que la puedas rebajar. Pon en ello todo tu empeño; hay tanto que hacer en este sendero, en esta dirección... Confía. Perdona. Ama. Bendice. Se necesitan almas fuertes que carguen con eso sabiendo lo que hacen.

           5.
   Acrecienta las bendiciones que la gracia de Dios te da compartiéndolas, extendiéndolas, derramándolas... Deja que te llegue a raudales toda esa Luz, intégrala en tu corazón... Y deja que salga por cada poro de tu piel: es una Luz radiante para que se propague; no ha de quedar oculta.

           6.
  No te acostumbres ni apegues a nada. No odies ni desprecies nada. Acepta que todo sea nuevo, y tu respondas cada vez para esa vez, cada vez de manera menos separada, cada vez más próximo a lo que de veras tu Alma anhela... el mundo entero y nosotros (como cuerpo) con él pasamos, pero lo que en esencia somos, con la plenitud de Dios se reúne.

KHAAM-EL



No temas... confía... ábrete a lo inefable...
Perder las cosas de este mundo, incluido el mundo,
nos trae el regalo de la vivencia de Ser en Plenitud,
de Ser indivisos de lo divino, eterno y bienaventurado;
porque la muerte sólo es un tránsito de lo ilusorio a lo real,
de lo sufriente a lo gozoso, de lo conflictivo a la paz, del miedo al Amor.
De la Luz somos y a la Luz regresamos.




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