Bajo este escrito publico el vídeo de una charla en la que muestro cómo cuando la pérdida de un ser querido -o algún desastre- llama a la puerta de nuestras vidas, acogerlo con consciencia y confianza en el Amor de Dios nos lleva a la liberadora vivencia de que lo esencial en nuestro ser querido, al igual que en cualquiera de nosotros, vive más allá de la muerte del cuerpo... Por eso, no cerremos el corazón a lo doloroso ni nos escondamos tras un muro de resentimiento; acojamos todos los sinsabores de la vida con corazón entregado, uniéndonos a nuestro prójimo en lo esencial y fraterno, recordando lo bello de lo compartido, alentando lo feliz de lo vivido, yendo más allá de lo que parecía separarnos, al no otorgar validez a los aspectos transitorios que parecían definirnos... Y la plenitud de ser, la certeza de la eterna vida del espíritu, nos colmará y bendecirá, incluso en los momentos más dolorosos e insospechados, para consolar, concienciar y esperanzar al desconsolado, ensimismado y desesperanzado... Confiemos, amemos aún en medio de la tentación al desamor. No nos encerremos en el dolor que aísla, encoleriza y deprime; tengamos siempre presente que el Amor que damos y compartimos de corazón, inevitablemente, lo recibimos -por la gracia- para atravesar hasta la hora más oscura y vivir en la Luz.
KHAAM-EL
La vida, la verdadera, es del espíritu
y, por tanto, eterna...
compartir con Amor ésto
nos lleva más allá de de las irrazonables razones del ego
y de su estéril apego al sufrimiento y el desespero,
ofreciéndonos paz, esperanza, alegría, bendición, unicidad...
comunión con el prójimo,
vivencia de Dios,
plenitud.
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