domingo, 20 de septiembre de 2020

ABANDONAR LA IRREFLEXIÓN DEL JUZGAR NOS AFIANZA EN LA PLENITUD DE LO ESENCIAL

   Juzgar no es fácil, sino cómodo para el ego; y, de igual manera, perdonar no es difícil, sino incómodo para el ego. Por eso, es cuestión ineludible no confundir lo incorrecto como correcto y viceversa, para no restarle importancia a lo primordial considerándolo secundario y adelantar así, de veras, en el camino interior, en esa estrecha senda de auto-descubrimiento que debe transitarse con honestidad y ánimo infatigable. Sé resuelto, no pusilánime ni autocondescendiente. Afronta los pensamientos que hay en tu mente con responsabilidad y no los justifiques ni ataques a bote pronto, déjalos pasar y no te adhieras a su cautivador embrujo personal. No sigas los discursos autocomplacientes del ego que se queja para justificar afuera su propia inconsistencia. Mantente alerta, vigila de donde provienen los impulsos que empujan tu ánimo. No quieras solventar ninguna problemática que pienses padecer desde ideas de pequeñez o arrogancia, de separación o recelo. Averigua primero quién eres realmente; el resto se conocerá a continuación de forma natural, sencilla e inmediata. Indaga... ahonda en la consciencia de ser. No puede resolverse jamás un ilusorio acertijo formando parte de él; únicamente desentendiéndose de sus falaces postulados puede trascenderse su ocultismo y secretismo de especial separatividad, de mendaz justificación e insidia.

   Dejemos de juzgar que podemos juzgar como partes separadas de lo juzgado y hallemos la paz que el perdón consumado en toda su amplitud inabarcable nos concede. El sufrimiento no lo causa nada ni nadie, muy al contrario es resultado del juicio que se emite contra algo o alguien. Así que, amig@, conoce en profundidad y evidencia cómo la resistencia frente al discurrir de la vida produce ansiedad e irritación, angustia y desesperación, y sostenerlas con empecinamiento (la pertinaz resistencia a lo que acaece) acaba en frustración, miedo y depresión. ¿Quieres en verdad ser feliz? Deja, pues, definitivamente, de luchar con tus aversiones intentando disfrutar de tus preferencias. No sigas los dictados de pensamientos necios, soberbios e insustanciales. Contempla y frena cualquier impulso insensato con consciente serenidad y aplomo. Todo combate acaba en muerte, Como nos dijo el Maestro Jesús: el que a hierro mata a hierro muere. Repito: ¿Quieres ser feliz? Si tu respuesta es sí, sintoniza con La Dicha en tu corazón, afina bien tus pensamientos hasta que sólo queden aquellos rebosantes de Amor y Paz de espíritu. No te quedes con el ruido de lo egoico y abre tu mente a lo infinito, a la música que unifica corazón y mente en una única y armónica melodía de plenitud. Encuentra en el ahora lo que el tiempo no puede quitarte; abandona toda lucha o justificación. toda distracción o futurización. Si así lo haces, tu atención se dirigirá adonde realmente ha de dirigirse... hacia el interior... hacia lo nucleico... hacia el revelador encuentro contigo mismo... hacia la incuestionable comprensión de que juzgar te condena -en su división- a la angustia de la incertidumbre y la culpa... desterrándote a una tierra inhóspita fabricada con tus propios pensamientos divisores... encarcelándote tras cada una de las sentencias que emites sobre las cosas y los seres... aprisionándote tras muros de intolerante soberbia que impiden contemplar la amplitud de la libertad... sepultándote bajo capas de egoísta lodo que impiden contemplar la luz... hiriéndote con la acerada malicia de la desconfianza y del absurdo temor por el temor mismo.

   Reposa consciente del presente. Aquiétate. Sólo sabrás sabiendo quién eres de veras; y sólo lo sabrás de veras cuando la suposiciones surgidas del recelo del deseo y el miedo dejen de ser importantes para ti. Sí, sólo sabrás de la Divina Unicidad, y Su incondicional Amor eterno e indiviso, conociéndote en esencia y en verdad. Pues, la Divina Unicidad sabe en el Saber... Ama en el Amor... vive en el Vivir... Es en lo que Es... Se regocija en lo feliz... Se encuentra siempre en paz... Es perfecto en la perfección... pleno en la plenitud... por eso, en Él (y por extensión creadora en ti y en todos) todo es no dos... Sí, la Divina Unicidad nunca ha sido ese dios que imaginabas querer o despreciar; Ella es el Dios vivo y verdadero, no es algo separado de tu esencia ni de la esencia de nada ni nadie, inmanente y trascendente a toda percepción. ¡Regocíjate, amig@! Abandonar la irreflexión del juzgar nos afianza en la plenitud de lo esencial, porque nuestros errores pasados ya han sido perdonados en Su gracia. Así que, descansa en Su infinitud... todas tus lágrimas serán enjugadas y todas tus noches oscuras desvanecidas con Su luz. Sencillamente, recuerda lo vano, inútil e incluso perjudicial del egoico juzgar, y hallarás verdadero sosiego en tu corazón. No te oscurezcas con atormentados pensamientos y brillarás en todo. No dividas y serás íntegro y feliz. Afírmate en el presente no fantaseando con futuribles. Quédate en Silencio Interno, en Plegaria Sentida, en Meditación Honesta... Sé constante en ello y la inocencia sustancial que eres resonará, otra vez, y para siempre, en tu Conciencia como una música sublime que todo lo bendice e infinita en su son de bienaventurada comunión. 

KHAAM-EL
   


Abandona la irreflexión del juzgar,
vuelve al Amor y la Paz, 
al núcleo del Corazón 
en comunión con la mente...
Y sé libre.
Sin duda, todo juicio personal es un error
y en la plenitud de la Divina Unicidad
todos ellos ya han sido perdonados.
Despierta, pues, de la pesadilla de los juicios 
y queda en lo esencial...


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