viernes, 18 de septiembre de 2020

EL TRIUNFO DEL ESPÍRITU REVELA EL RECURRENTE FRACASO DEL EGO

   Nadie ni nada permanece indefinidamente en este mundo. Como mortíferas balas disparadas por un inclemente pelotón de fusilamiento los días se precipitan contra sus ajusticiados. Pretender, por tanto, el éxito aquí en el tiempo siempre será, cuanto menos, frustrante. Queda en paz con el mundo y no te afanes por establecerte en él. Camina liviano, desapegado de lo banal y fraterno con el prójimo en lo esencial, pues todo discurre a su consumación: lo que es transitorio, a su disolución; lo que es del Espíritu, a su liberación. No temas. La Fuente de Vida Eterna, que en lo íntimo mana, se despliega hacia la Plenitud por una corriente que une origen y destino en un indisoluble caudal de Amor, en un bendito torrente que no está sujeto a transitorios cuerpos sino que danza libre en la comunión de Almas Hermanas. Aquiétate en lo profundo y sabe que la Divina Unicidad, ES. Abandona, en consecuencia, las ansias de personal triunfo en lo que sea y sigue el curso de tu vida humilde, confiado, solícito. A cada momento le basta su propia acción sin necesidad de traerle temores y deseos egoicos. Si tienes prisa por terminar con la sensación de fracaso en el mundo, tu solución especial para tener éxitos te derrumbará y llenará de dolor; más, si en la sensación de fracaso, tienes paciencia, el triunfo del Espíritu te elevará por encima del mundo que querías conquistar o amoldar, colmándote de paz, dicha y plenitud... En medio de la noche, milagrosamente, el día. La Fuente de Vida destruyendo para siempre, aquí y ahora, la destrucción de la muerte, al saciar totalmente -por Su gracia- la sed de Verdad y Amor. Y además, nunca más el hambre de lo Divino te atormentará al saberte uno con ese Pan Sagrado que a tod@s nos sustenta y vivifíca.

KHAAM-EL



En la oscuridad del mundo vamos hacia la Luz del Cielo.
Con el hambre de Verdad caminamos bien alimentados 
entre insaciables mentiras. Confía...
la sed de DIOS se verá satisfecha por la Fuente de Vida Eterna 
que, en lo más íntimo, irrefrenable mana.
El fracaso recurrente del ego termina con el triunfo del Espíritu,
con la infinitud de Amor que el Alma nos plenifica.



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