domingo, 13 de septiembre de 2020

LA INMEMORIAL Y GLORIOSA LLAMA DEL AMOR ARDE EN EL CORAZÓN

   Confía en el presente que se te presenta dándole tu Amor para que tu identidad se disuelva en la infinita presencia presente que no sueña ser un sueño. Déjate llevar por la esencia del Espíritu... Danza con alegría a través del tiempo y tu baile trascenderá la muerte, dejando atrás pesares, falsos goces y azares. Arde con la vieja y gloriosa llama de lo santo que prende y convierte en  desechables rescoldos y humo las falaces novedades de lo imaginario, que no eran más que repetitivas ideas egoicas disfrazadas con inconsistentes diferencias. Ahora, por la Gracias, en ese Fuego Bendito, en esa Llama Sagrada, en esa Hoguera de Plenitud, el Amor arde Vivo, Eterno, Inefable, desde lo íntimo a lo infinito... sólo todo aquí, DIOS.

   Ama... Ama... y despierta de la letal pesadilla del ego. Vive y no temas por la diversidad de percepciones. En comunión no hay opuesto porque en lo nucleico todo se complementa. No te agarres, por tanto, a lo variable de las formas o sufrirás por nada creyéndolo todo... Aparentar nada tiene que ver con ser ni lo real se encuentra en lo pasajero. Toda nube tiene unos límites de variables perfiles que se desdibujan hasta desaparecer por completo. "Nadie puede bañarse dos veces en un mismo río" no sólo porque la corriente del río haya cambiado el agua que discurre por él sino porque aquel que se bañó la corriente de la vida, el transcurso temporal, el paso de los aconteceres, también lo cambió. Comprende: ese alguien variable, ese río cambiante, no son la inmutable esencia que sí somos. Ahonda, medita, despierta... No supongas ni creas a la ligera que lo transitorio es tu hogar o triste desaparecerás en su desaparecer. ¡Despierta, sí, amig@! Aquí y ahora. Abre tu corazón a la plenitud del presente... en él se encuentra lo real... lo santo, lo perenne. Cuando se encuentra lo imperdible uno (ya sin opuesto que valga) se ríe del sueño de las pérdidas y de su absurdo infierno de dolorosos castigos y angustiosas culpas. Mira con mirada inmemorial la limitada mirada de los egoicos recuerdos y conocerás lo que no pudiste olvidar salvo en una ilusión de ti. Recuerda... ahora, aquí. Elévate por encima del mundo en este preciso instante y la eternidad te abrirá sus puertas infinitas, recordándote que la inmemorial y gloriosa Llama del Amor arde en el Corazón.

   ¿Quieres dirigirte al Cielo? ¿Anhelas la Verdad por encima de todo? ¿Incluso por encima de ti mismo? Si tu respuesta es sí, comprende, integra y aplica: 
   Son necesarias dos piernas para un caminar ligero, si las enfrentas no andarás un solo paso y si titubeas yendo de acá para allá girando como una peonza mareada no llegarás a destino. Dos se funde en 'No dos' por la contemplación indivisa de que infinito es cero partes. Un espejo necesita de una mirada para ser realmente un espejo. Una voz no es nada sin el oído al que se dirige. Un abrazo al aire es una acción inútil. La pureza brilla sin pretensión particular elevándose con sencillez en medio de lo supuestamente grave en una constante ascensión ingrave. La idea de separación sólo retorna a la unicidad junto con aquello considerado separado con la percatación incuestionable de su indisoluble comunión. Por tanto, no desdeñes o aprisiones al prójimo por un puñado de ilusiones. Contempla su contemplar con Amor y te contemplarás sin rubor en todo... Escúchalo, pues, con mentalidad abierta; dirígele, únicamente, palabras que expresen Verdad; acéptalo y abraza, con sincera y fraternal bendición, su alma pura y será, también, tu propia alma a la que escuches, hables, abraces y bendigas.

KHAAM-EL



Permite que la vieja y gloriosa llama del Amor
que en el Corazón arde 
prenda y convierta en humo y cenizas 
todos los engaños del desamor,
todas las dolorosas ilusiones del ego,
todas las falaces novedades de la repetitiva separatividad...
¡Despierta y álzate por encima de las nubes del egoico juzgar!
No te arrastres, ni un segundo más, 
por el fango de deseos y temores...
Sube sin innecesarias demoras al Cielo
y sé esencialmente feliz
compartiendo con el prójimo esa común Felicidad Universal.



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