Lo que hoy es tradición antaño fue innovación y lo que ahora es innovador, si cuaja en la sociedad, en el futuro llegará a ser tradición. Por tanto la pugna que enfrenta a tradicionalismo y progresismo (ya sea político, religioso, cultural...), sobre cual de estas posturas es mejor, no es más que un absurdo debate, enconado, falaz, de cortas y superficiales miras.
Lo esencial es el bien que la acción vital de cada individuo aporta a todos (la armonía vivencial para el conjunto) o la actitud ciudadana expresada y reglada, por muy tradicional o novedosa que sea, no sirve realmente; porque lo partidario siempre será arbitrario, tendenciosamente negligente y colectivamente ineficaz sino directamente perjudicial. Únicamente el Amor, expresión viva del Espíritu (la Consciencia Plena), llena de paz, bendición y gozo el alma, trascendiendo todo tiempo y cualquier espacio aquí y ahora, al encontrarse más allá de la burda pantomima humana de pretérito contra futuro o de porvenir despreciador del pasado.
KHAAM-EL
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