Comparto escritos para extender la vivencia de plenitud. Amigo/a, hay que ir allende la epidermis del propio pensamiento y de su reducido mirar para encontrar lo que siempre ha estado ahí pero mirábamos con miope prejuicio. Lo benditamente inesperado me sorprendió en cuanto, quebrado por el dolor y la torpeza de vivir afanándome tras lo transitorio, evasivamente festivo y mundano, cesé de esperar lo desiderativamente esperado que me condenaba a la frustración de intentar lograrlo y no conseguirlo o a la decepción de obtenerlo para en breve comprobar que no era para tanto.
No esperes, prójimo de mi corazón, Hermano en la Luz, a quebrarte como un servidor y discierne lo evidente: el sugerente y engañoso detalle superfluo de las cosas y cuerpos, distrae de lo ciertamente importante (la esencia que las sustenta). Por eso, ahora miro y veo sin ensalzar particulares detalles y puedo -por la gracia- contemplar al detalle lo universal, incluso tras el traslucido cortinaje de lo efímero. Así de simple y sencillo es ver más allá de las apariencias. Así de fácil y natural es ser feliz y vivir en paz. Así de obvio y liberador es sentir el Amor Infinito del Espíritu en el constreñido mundo que el ego (el pensamiento propio y reductor de la vida a caducos cuerpos) quiere que desees y temas.
KHAAM-EL
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