AMAR COMO JESUCRISTO AMÓ

    DIOS nos insta a que salgamos de nuestro particular Egipto de egoísmo sumiso al abusivo Faraón de los deseos y temores mundanos, que por el ciego anhelo del oropel de lo temporal nos esclaviza, angustia y oscurece, y amemos al prójimo hasta en lo árido y desértico; para de tal manera, eludir los falsos amores egoístas que fabrican oasis exclusivos y solitarios donde la alegría y goce primero permutan en pesar y desespero postrero. Sí, DIOS, nos exhorta a partir en liberador peregrinaje desde lo temporal y terreno hacia el Reino Eterno de los Cielos, que en lo genuinamente libre y fraterno se evidencia.

    DIOS nos ofrece a través de Jesucristo un camino seguro de salvación. Un modelo de vida y actitud valiente que es acogida del necesitado, para en la Luz de la Verdad ser fortalecidos e inspirados. Nunca se comportó Jesús con sus discípulos como un jefe o un líder a la usanza del mundo, sino como un hermano solícito, como un compañero de fatigas cercano y resuelto; fue exigente y comprensivo a la vez, paciente y vehemente a una. Les animó al olvido de sí y a poner la otra mejilla antes que abofetear al que les abofetee, a la par que les lavó los pies y les sirvió en la mesa la noche de la última cena; dejándonos a todos, al final de su sagrado ministerio, su testamento vital, que él mismo resumió así: "amaos los unos a los otros como yo os he amado".

    Y Amar como Jesucristo amó es estar dispuesto a arriesgar, e incluso ofrecer, la vida por el bien de todos. Un renunciar a lo mundano por lo Divino, un escoger lo Eterno antes que lo temporal, lo Santo sobre lo profano y separativo. Un reconocer en los más necesitados a un hermano querido, por los que en su beneficio esencial abandonamos nuestro orgullo, comodidad y pasividad, tornándonos humildes, laboriosos y serviciales. Resucitando así, por la Gracia, de la muerte que lo carnal imponía a la Vida Plena del Espíritu que DIOS VIVO nos garantiza.

KHAAM-EL