Dejar que el nombre y el cambiante aspecto superficial de las cosas sea más importante que la esencia misma de éstas, al juzgar lo temporal/conceptual como preponderante sobre lo sustancial, conduce a las más tremebundas equivocaciones y a los más dolorosos resultados, al elevar con fatua presunción lo teórico y conjeturado a categoría de fundamento, mientras se menosprecia temerariamente lo fundamental considerándolo hipotético, improbable e incluso inverosímil. Mas la Verdad es inherente a todos los nombres y cambiantes aspectos, trascendiéndolos sin dificultad al ser ella la inviolable y sagrada naturaleza de lo existente. Todas los fraudes, avideces y mentiras del mundo pasarán junto con éste, pero la Verdad y Su Plenitud prevalecerán como antes del transitorio y variable mundo. El Espíritu y la Vida son de la Verdad, el cuerpo y la muerte, de lo ilusorio.
KHAAM-EL
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