¿Quién consumara la senda de la Luz de la Eterna Vida?
¿Quién, una vez atisbada ésta, ya cree poseerla
y con desidia se acuesta a dormitar ufano,
o quién al atisbarla, reconociendo su falta,
se yergue con humilde valor
avanzando firme ante ventiscas y cuestas?
Con constancia, aun despacio, mucho se avanza.
Sin ella, incluso sin prisa, se tropieza y demora.
La atención puesta más allá de las cumbres del pensamiento-tras traspasar las puertas del templo del silencio interior-
revela lo evidente, hasta entonces velado
por las conjeturas y los prejuicios de divisor relato.
El pensar egoico conduce a la mayor de las ignorancias:
aquella que cree saber cuando no se sabe,
apostando imprudente su dicha a jamelgo perdedor
hambriento de datos que ni digiere ni le nutren.
Mas, sin ellos, se sabe lo que hay que saber
de manera directa, plena, reveladora y nutricia.
Meditar, orar, abrir el corazón al prójimo,
son por tanto ineludibles actitudes vitales
para que la claridad de la Divina Unicidad
alumbre en lo más hondo del alma,
y no la opaquen nunca más los distractores apegos
que dificultan la bienaventurada marcha.
KHAAM-EL
No hay comentarios:
Publicar un comentario