viernes, 6 de enero de 2023

LA CONSTANCIA, UNA VEZ ATISBADA LA LUZ DE LA VIDA ETERNA, ES INELUDIBLE


¿Quién consumara la senda de la Luz de la Eterna Vida?
¿Quién, una vez atisbada ésta, ya cree poseerla
y con desidia se acuesta a dormitar ufano,
o quién al atisbarla, reconociendo su falta,
se yergue con humilde valor
avanzando firme ante ventiscas y cuestas?

Con constancia, aun despacio, mucho se avanza.
Sin ella, incluso sin prisa, se tropieza y demora.
La atención puesta más allá de las cumbres del pensamiento
-tras traspasar las puertas del templo del silencio interior-
revela lo evidente, hasta entonces velado
por las conjeturas y los prejuicios de divisor relato.

El pensar egoico conduce a la mayor de las ignorancias:
aquella que cree saber cuando no se sabe,
apostando imprudente su dicha a jamelgo perdedor
hambriento de datos que ni digiere ni le nutren.
Mas, sin ellos, se sabe lo que hay que saber
de manera directa, plena, reveladora y nutricia.

Meditar, orar, abrir el corazón al prójimo,
son por tanto ineludibles actitudes vitales
para que la claridad de la Divina Unicidad
alumbre en lo más hondo del alma,
y no la opaquen nunca más los distractores apegos
que dificultan la bienaventurada marcha.

KHAAM-EL


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