viernes, 14 de abril de 2023

CAMINO DE PLENITUD Y VIDA ETERNA


     Nada satisface plenamente al ávido de lo mundano. Todo bien le es escaso en su afán de seguridad y confort... cualquier adquisición, una pérdida, y toda pérdida, un temor a la carencia. Porque, en su agitación, no difieren el temor del deseo: cuando algo se anhela con frenesí hay miedo a no obtener lo ansiado, y a su vez hay pavor cuando se piensa que puede perderse lo ya obtenido. Gime el alma febril, por tanto, en su férrea identificación corpórea por la evanescencia de sus sueños y la caducidad de sus logros, deviniendo todo al fin en quiebre, lamento y fracaso.
    Sólo enjuga definitivamente sus lágrimas y su angustia quien se eleva por encima de las cosas y obsesiones del mundo, orientando su atención con constancia hacia lo esencial del cotidiano devenir, a amar la vida y vivir amando, a caminar consciente y libre "la senda que no se ha de volver a pisar", mirando de frente lo que aquí ahora se despliega y dando lo mejor de sí en el tránsito... Entonces, uno descubre que no es ese cuerpo que se avejenta, duele y fatiga, ni esos pensamientos egoístas a él asociados; y, de repente, todo el dolor, conflicto, división, furia y rencor que pudieran haber emponzoñado el corazón quedan perdonados, olvidados, rejuvenecida el alma de inocencia y alegría, iluminado el mundo con la gloria de lo santo.
    El fulgor de lo inefable, que revela lo trascendente a toda forma como ya inmanente en la forma, enciende lo que parecía en tinieblas mostrando la esencia eterna de bienaventurada plenitud, que, como un cielo azul y esplendoroso espeja la bendición vivificadora de lo inmarchitable, del Espíritu inmortal que nos alienta, sustenta y limpia de cualquier resto de polvo que el peregrinaje por el camino del tiempo haya dejado.
    Permanezcamos, pues, paso a paso, jornada a jornada, latido a latido, bien presentes, con consciencia inmediata y felizmente esperanzada, compartiendo con corazón amistoso, confiado, en paz y rebosante de Amor... Y nuestra alma, por el incontestable atisbo vivenciado, quedará completamente satisfecha del inevitable y definitivo encuentro con DIOS VIVO.

KHAAM-EL


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