domingo, 23 de abril de 2023

EN VERDAD DE VERDAD

    Quien busca únicamente la Verdad, pretendiéndola con todas sus fuerzas, Ésta le insta a buscarla en lo interior, en lo nucleico de ser, en el silencio del ego
, en lo callado de la mente. No se encuentra en especiales reflejos nacidos de proyectados deseos egoicos. Si ahí la buscas nunca verás lo que en realidad Ella es, pues la distorsión de lo imaginario altera siempre y sin excepciones la interpretación de cualquier imagen percibida o deseada.
  Aquel que encuentra lo auténtico, lo cierto, el común sustrato eterno, es verdadero. No hay que copiar, ni siquiera imitar o buscar exclusivos modos iluminativos, o habrá sólo experiencia fingida en lugar de experiencia viva. Tampoco te relaciones con la vana expectativa de mejorar tu imagen social ante los demás, pues el resultado -sin duda- será amargo ante la inconsistencia de semejante esfuerzo. Jamás puede agradarse a todos ni evitar no serle simpático a algunos.
   No nos peleemos, cual quijotes novelescos, con simples molinos de viento confundidos con temibles gigantes. No le rujamos o maullemos (según se suponga conveniente atacar o rehuir) a especulares figuraciones desde un plan que parece aliviar por unos momentos para después descubrirse ineficaz e incluso contraproducente. Detengamos, en un instante de entrega sincera, congruente y total, nuestra irreflexiva reflexión perceptiva, más hipotética que real, y busquemos humildemente lo veraz comenzando -repito- en lo interior, en lo nucleico de ser. Ahí donde el ego no alcanza. Desnudos de conjeturas, completamente libres de expectativas y prejuicios.
   No nos distraigamos con grandiosidades que, pretendiendo mitigar pequeñeces, solapadamente buscan obtener mayor reconocimiento, poderío o éxito, puesto que pendular hacia el más lleva también finalmente hacia el menos. Permanezcamos atentos a lo profundo, a lo sereno e íntimamente fraterno, a lo sustancial en la conciencia... comprenderemos con inesperada claridad vivencial, sumamente agradecidos e inmensamente jubilosos, que la bendición infinita de lo real nunca ha sido una cuestión de descollante imagen ni tampoco de opulenta cantidad, sino de sustancial comunión: del esplendente oro innombrable de lo eterno, nunca de las nombradas formas temporales que parecían modelarlo.
   Abramos nuestros corazones, por tanto, sin miedo. Abrámoslos sí, por completo, en verdad de verdad a la Verdad, y comulguemos con lo esencial: con eso que no fracciona, constriñe ni cataloga, que disuelve espejos, reflejos e imágenes con generosa bienaventuranza de misericordia infinita. Con eso que es 'no dos', 'no muchos', un hermanado conocimiento espiritual en Absoluta Plenitud que a todos nos alienta, nutre y vivifica... Unicidad gozosa, Luz inmaculada, Intemporalidad liberadora, Paz insondable, Amor inacabable.

KHAAM-EL


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