La mirada que sólo ve su propio interés es ciega a la verdad y sólo atiende a ilusiones (necias 'nadas') proyectadas en el tiempo con recurrente avidez. 'Nada' sólo puede dar nada, e imaginarla 'algo' no mostrará jamás lo real. Lo que surge para perecer no fue, no será; por tanto, tampoco, realmente es. Lo imaginario no puede ofrecer solidez ni lo que muere ser vida.
Detener el frenesí de lo personal es avanzar con coherencia en la vía de la Plenitud, de la Verdad, de la Vida. Lo externamente anhelado defrauda y angustia, lo íntimamente reencontrado colma, sabe y vivifica... En ti, en mí, en todos, DIOS VIVO habita. Por eso el buscador ya es lo buscado, y aquello que busca otra cosa es el ego, no el ser; la identificación con la carne, no el espíritu.
Contemplar y atravesar con la clara mirada del ser aquello que no es (el mundo interesado y cambiante del ego) revela la inefable, amorosa y perenne Vida en Comunión. Despertemos y comprendamos, ¡la búsqueda y el hallazgo son interiores! En lo profundo, lo infinito... nosotros, todos, absolutamente todos, somos indivisos en Espíritu, sin límites ni conflictivas particularidades exclusivas. Entonces lo aparentemente externo será armoniosa plasmación de la bienaventuranza interna.
Meditemos. Oremos. Conozcamos. El alma no es el cuerpo corruptible ni una historia transitoria... la auténtica vida no tiene principio ni fin. Lo eterno es 'no tiempo'. Lo real es intemporal. El encuentro definitivo: esencial, fraterno y pleno. La existencia, una. ¡Bendiciones! La creación se extiende en jubilosa comunión... Amor... Verdad... Gloria... Siendo en DIOS VIVO Todos Uno.
KHAAM-EL
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