La vida, incluida la que te anima a ti como quien eres, nos interconecta indistintos de la ilimitada Creatividad de DIOS, traspasando cuerpos, tiempos y pensamientos. Lo que en verdad tú eres, soy y somos todos desde siempre hasta siempre, no morirá jamás.
Alegrémonos consecuentes de ser, aquí y ahora, en lo hondo del alma y en lo extenso de la comunión de Espíritu, sin límites... Lo pasajero (las limitadoras emociones e ideas egoicas) pasa, el Amor (la luz clara, liviana y serena de la unicidad viviente que se infinita dándose y compartiéndose por el puro gozo de darse y compartirse) permanece eternamente... Vivamos, pues, sin miedo y sin engañosos apegos que nos uncen a lo pesado, tenebroso y angustioso como si fueran un abundante tesoro cuando sólo son podredumbre y miseria... Miremos más allá de todo vano oropel. Despertemos de la fascinación mortífera del ego por separar, acumular y guerrear. La totalidad de los que amamos en el pasado y ya no están, de los que hoy amamos y se van, y de los que en un aparente mañana amaremos y nos iremos, nos reencontraremos en la intemporal Plenitud de plenitudes, en la sagrada e indeclinable bendición del Santo de los santos, que todos los poderíos y tretas del mundo no pueden ni podrán jamás evitar, en cuanto nuestra decisión en favor de la Verdad, el Amor y la Vida sea firme y decidida... Sí, rotundo a DIOS VIVO Y ETERNO; no, tajante al ego y sus huecas opulencias temporales.
KHAAM-EL
No hay comentarios:
Publicar un comentario