Vivir y obrar desde esa paz que desde lo hondo irradia, da fruto de abundante dicha, colmando el corazón con la certeza de saberse amado de DIOS, junto a la maravillosa e insuperable bendición de saber que todos -más allá de sus temporales vicisitudes- son amados por DIOS; y cómo, merced al cese del apego a las cosas mundanas, las eternas se manifiestan ciertas, palpables, iluminadoras, amorosas y salvíficas.
KHAAM-EL
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