En la cotidianidad la maravilla asoma imprevista. No hay viento recio e inclemente que pueda desviarnos, oh DIOS, de Tu santo encuentro si perseveramos en la regla de oro resaltada por Jesús de Nazaret: "Así que en todo, traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas." (Mateo 7:12). Por eso, DIOS, recuérdame que no olvide que Tu Amor Infinito nos acompaña siempre, y busque la senda que el mundano pensar descarta rehuyendo de aquellas que éste ensalza; porque la vida es del Espíritu, no del cuerpo.
KHAAM-EL
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