martes, 12 de marzo de 2024

DESPERTAR DEL TENEBROSO ENSUEÑO EGOICO NOS DEVUELVE A LA LUZ

    Sólo la Verdad, la vivencia clara y plena del Amor, reveladora incuestionable de que todos somos hermanos en espíritu y eternidad allende las temporarias diferencias de la carne, nos libera de caer en la tentación de combatir unos contra otros para obtener un bien, cuando justamente este enfrentamiento no es sino el mal.
    La Historia repite hogaño, una y otra vez, en insensato ciclo, los mismos errores y horrores de antaño. Una facción de poderosos del mundo frente a otra facción de poderosos del mundo, en conflicto por los mismos intereses de control y ganancia, buscando (con ciega avidez) cómo acrecentar su poderío y socavar el del contrario, desatan fuerzas que finalmente los hunden junto con el resto de oponentes, tras provocar una profunda crisis de injusticia, carestía y amoralidad mayúsculas en el entorno social que intentaban manipular y dirigir. Hundimiento que origina un momentáneo vacío de dominio que ocupan de inmediato otros ambiciosos de control y ganancia, agazapados en puestos intermedios esperando con aduladora y servil felonía su implacable oportunidad.
    No tomar partido por ninguna facción o ideología manipuladora que seduzca y tiente a enfrentarnos con una supuesta contraria, malvada y acérrima enemiga a la que destruir, es la actitud consciente que nos despertará de la hipnosis de las tendencias de opinión pública que fanatizan e idiotizan, que engañan y usan. Únicamente, cuestionar por encima de las inercias de pensamiento inculcadas por un entorno determinado de dónde procede la idea que tengo de mí y del mundo (ego), al reconocer la limitación de los sentidos sensoriales y de la memoria e intelecto como fuentes fiables de conocimiento, nos conduce a la actitud humilde y meditativa que apertura la consciencia y descomprime el corazón. Facilitando así atravesar la barrera del pensamiento egoico y adentrarnos en el ámbito ilimitado del Ser, en la luminosa plenitud incondicionada, en la Divina Unicidad, en la comunión con DIOS VIVO.
    ¡Despertemos! ¡Somos Hijos de la Luz, no de las tinieblas! Velemos y mantengámonos firmes en el Espíritu. Nadie sabe cuando al tiempo le llegará de nuevo la intemporalidad; y lo que no era Verdadero se consumirá en su nada. Hallemos la paz de DIOS en nuestros corazones y abandonemos la fratricida pelea de las acusaciones y culpabilizaciones divisoras, comprendiendo, perdonando y, renunciando al egoísmo de querer imperar o resaltar sobre el prójimo, aunar esfuerzos para el bien de todos y no sólo de una parte.

KHAAM-EL


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