No hay lugar o pensamiento donde esconderse de DIOS VIVO. Todo en esencia participa de ÉL. Regocijarse en semejante comunión es el Cielo: el Amor, la Verdad y la Espiritual Plenitud de Vida. La arrogancia egoica, sin embargo, en su divisora competitividad, quiere esconderse, alejarse, y por último, regodeándose dictando culpas externas e internas, renegar e intentar destruir a DIOS VIVO y su comunión... Y ese imposible, maquinando hacerlo posible, es el infierno: el resentimiento, la mentira, y la carnal y tenebrosa muerte.
KHAAM-EL
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