La
Luz, amigo/a, a todos (¡sí, a todos!), nos viene de dentro; por
tanto, no la busquemos afuera o nos sentiremos en tinieblas,
atrapados por un sistema de pensamiento erróneo y doloroso (ego),
que entenebrece nuestro derredor con la proyección de sus infundados
temores, compulsivas avideces e irreflexivas furias que pretende
pasar por nuestras.
Fuego
albo despunta en el alma purificada del apego al ego. No abrasa por
dentro ni hiere al prójimo con personales reproches o abusivas
exigencias, sino que lo libera de toda culpa, sanándose así, uno
junto a uno, del feroz sufrimiento surgido de haberse creído ante
todo un cuerpo frente a otros cuerpos, dando tumbos por pequeños
destellos de orientación u obtención externa que siempre resuelven
poco, o nada.
¡Despertemos,
hoy! ¡Siempre hoy! ¡Ahora y aquí! Nadie camina solo... Nadie está
en peligro real... Nada esencial nos falta... Todo lo santo nos es
dado... Demos, pues, lo más sagrado de nosotros (la plenitud de Ser
en comunión) y no lo retengamos por timoratas vergüenzas, deseos
personales o temores vanos. ¡No más el camino del ego! ¡Tomemos la
ruta al Reino de los Cielos! Caminemos de igual a igual, felices y en
paz, la senda del Amor, el camino de la Luz... La vida no es de la
carne ni nuestro Ser auténtico está sujeto al tiempo, ni tampoco es
zarandeado por las circunstancias como el ego quiere que creamos.
En
su infinita sabiduría la Verdad trasciende límites, definiciones o
categorías; desvanece paradojas y hermana aparentes opuestos
desde/en/por/con/para la santa unicidad del Amor de DIOS VIVO, que Es
Causa sin comienzo: Principio de todos los principios y a su vez
Consumación de todos los fines... Eterna, Autoluminosa y Plena Vida
del Espíritu que todos (sí, todos) compartimos por igual.
¡Bendiciones!
KHAAM-EL
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