lunes, 16 de septiembre de 2024

LA JUSTICIA DE DIOS VIVO ES AMOR INFINITO

    
Nada hay injusto en el Amor; y toda justicia humana, por elaborada y bienintencionada que sea, sin Él, es injusta. Tengamos siempre presente en nuestros corazones la exhortación, en Lucas 6:42, del Maestro Jesús de Nazaret: 
"¿Cómo puedes decir a tu hermano: -Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo, cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano."
    El Espíritu es acosado por la mundanidad; pues lo efímero, ilusorio, egoísta y separativo quiere imperar sobre lo imperecedero, verdadero, en comunión y pleno. Por eso hemos de ser humildes, tardos para el juicio y prestos en la misericordia; pues creerse justo, muchas veces nos hace injustos. Únicamente cuando estamos en la paz de DIOS sentimos la plenitud del Amor, la ilimitud de la gracia, pudiendo atisbar lo subyacente en el corazón humano, las turbulencias internas (al haber visto las nuestras con claridad y sin autoengaños, sosegándolas en DIOS) que han llevado a un prójimo ha realizar algo que no está bien, y poder así ofrecerle ayuda y no represalia que lo aleje aún más de la luz y de la paz.
    Es inexcusable. Hay que decidir en favor de la Vera Justicia de DIOS VIVO (el Amor Infinito, que el yerro ajeno -y propio- compasivo comprende, ilumina, perdona y libera) o de la injusta justicia legalista humana ("ojo por ojo, diente por diente", que el yerro ajeno, orgullosa y distante, odia, culpa, desprecia y mortifica -y el propio disimula y esconde-), ambas son incompatibles.
    No puede unirse lo irreconciliable. Lo eterno es real y trasciende lo temporal. Lo intangible es infinitamente más poderoso que todo lo tangible por él abarcado. Somos Espíritu y no carne... Es evidente, para quien quiera de verdad ver y conocer, que elegir la Justicia Divina, el Amor Infinito, es escoger, aunque en el tiempo y sus vanidades encuentre desdén, burla, rechazo o incluso persecución, la plenitud de lo intemporal; mientras que escoger el interesado y cambiante legalismo del mundo es quedarse, a la postre (tras transitorios éxitos, insatisfactorias riquezas, gravosas mentiras, inestables poderíos e interesados aplausos), con lo corruptible, angustioso y mezquino.
    La justicia del mundo es parodia, pantomima, interés personal revestido de hipócrita 'buenismo', degeneración, conflicto y muerte; sin embargo, la Justicia de DIOS VIVO, el Amor Infinito, es Bienaventurada Luz, Bendición, Comunión y Vida Eterna.

KHAAM-EL


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