ACEPTAR LAS DESILUSIONES TRAE ESENCIAL LIBERTAD

    Mirar y no ver es la peor de las cegueras (ese distorsionado contemplar egoico que cree conocer la totalidad exaltando la ilusión de partes separadas sobre otras); porque, si sólo se contempla aquello que se considera de forma particular conveniente, ignorando la realidad plena que engloba todas las situaciones, se cae justamente en la actitud menos conveniente, la que encarcela, apena y agobia en nombre de la libertad, la dicha y el sosiego.

    Con el ego todo se escapa en el discurrir del tiempo a destiempo por sus juicios falaces e injustos, trayendo más tarde o más pronto, pero trayendo al fin y al cabo, inevitablemente, un colapso corrector que en la auténtica humildad ahora sí naciente, revela la Luz interna que deshace el ego, infinitándonos y regresándonos a la inefable espiritual Vida Sagrada y Eterna... De repente, traspasado el tiempo, sanados los recuerdos y santificado el futuro, en un aquí y ahora inacabable, nuestro único Ser se hace patente en un esplendor de Amor inconmensurable.

    Intenso y egoicamente terrible, pero sumamente sencillo para el alma confiada a la Providencia Divina, en el egoico fracaso realmente se encauza la senda a la plenitud. Pues, en cuanto nos miramos sin distorsiones podemos descubrir la esencial pureza del prójimo, tapada por las ilusiones que nublaban nuestro entendimiento.

    ¡Bendiciones, hermano/a en la Luz! Precisamente, cuando en lo hondo del corazón, en la quietud de una mente desligada de lo meramente carnal, nos hemos visto sin expectativas ni presunciones, la Luz de la Verdad nos libera de las prietas cadenas de la pesadilla egoica. Y al dejar de fingir, pelear y engañar, desengañados del apego al 'yo exclusivo' como particular y especial imagen separada de todos y de todo, milagrosa, la paz, la paz de Espíritu palpita de nuevo siempre en Nos, inseparables de DIOS VIVO y de Su Santa Creación.

KHAAM-EL